Cuando un medio de comunicación cae, los cimientos mismos de la sociedad en la que vive también tiemblan. Y es que sin la libertad de expresión, sin el derecho a informar y a recibir información, en definitiva, sin el artículo 20 de nuestra Constitución no es posible una sociedad democrática y libre. Por tanto, no es bueno que un medio como Diario Jaén inicie la senda que ha iniciado –despido de cuatro personas, y parece ser que la cosa continuará-. Y esto os lo dice una persona acostumbrada a lidiar, prácticamente desde siempre, con el cuestionamiento continuo de la empresa en la que trabaja: Onda Jaén Radiotelevisión.
Cierto que muchas veces los tiros van dirigidos a los dirigentes.... a otra dimensión. Se trata de una especie de cacería -política en nuestro caso- en la que suelen entrar muchos.... en ocasiones casi todos, diría yo. Lo peor es que se participa en la cacería a saco, apuntando alto y a matar, aunque también sin tener en cuenta que los trabajadores se ven afectados con seguridad; quizá como un daño colateral, pero tocados al fin y al cabo. Por eso mismo, porque en Onda Jaén sabemos, y mucho, de todo esto, no he querido entrar en este asunto con anterioridad a pesar de conocer, y bastante bien, la situación. Por respeto a los trabajadores, que siempre son quienes menos culpa tienen, y sin embargo los que se comen la mayor y peor parte del marrón.
Les doy, por tanto, desde aquí todo mi apoyo a unos trabajadores que, comprometidos con su empresa y con su trabajo, se rebajaron el sueldo un 5% el año pasado, y este año han vuelto a aceptarlo para que la cosa no llegara a los tintes que finalmente ha tocado. Precisamente esto es lo que llama la atención: el que a pesar del esfuerzo de los trabajadores, no sea suficiente.
El otro día algún periodista de Jaén, de otro medio y al hilo de tantos despidos que se producen por todas partes, se preguntaba: ¿y si la culpa no es de los trabajadores y sí de los dirigentes?. Pues imagino que, como en un equipo de fútbol, se echa al entrenador porque es lo más fácil. En el caso de Diario Jaén se podría cuestionar lo acertado, o no, -empresarialmente hablando digo- de que en su día se apostara por despedir -o invitar a que se fueran- a buenísimos periodistas, optando por lo barato, periodistas que hoy formarían una de las mejores redacciones de España. También podría analizarse la práctica supresión de una acojonante red de corresponsales y un modelo de información provincial/local que partió la pana durante muchos años, y que, como digo, se aniquiló al amparo de -otra vez- lo barato. También podría ser cuestión de estudio una alianza estratégico-política que en su día fue muy fructífera económicamente hablando, pero cuyo color ahora está en crisis, muy en crisis, y además con muchas ganas de venganza desde bastantes frentes; quizá la época boyante debería haber servido para almacenar fondos que solventaran el problema en una época que, como la actual, hacen falta, y que sin embargo... ¿no se guardaron?. También se podría tener en cuenta una extrañísima estrategia publicitaria, quizá obligada por la política, que no contribuyó más que a crearse enemigos, y que podría haber pasado factura después.... ahora...
Digo que todo esto podría haber sido analizado, e incluso con mala leche. Pero no lo vamos a hacer porque al final, y como siempre, los verdaderos perjudicados serían los trabajadores. Por eso es mejor no echar la vista atrás, y optar por buscar soluciones a un gravísimo problema para los trabajadores -primero- pero también para el resto de la sociedad.
Diario Jaén fue mi primera empresa. Y por eso, por los muchos y muy buenos años que allí pasé, le tengo una especial sensibilidad. Algo que está por encima de las personas, aunque también irremediablemente unido a algunas de las que fueron, y también a otras que aún hoy son.
Fue mi empresa, lo es ahora, y siempre lo será.
¿Sabéis de qué me acuerdo en momentos como éste?. De Don Esteban. Estoy seguro de que si levantara la cabeza, más de uno se echaba a temblar... y quizá algo más.
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