El pasado domingo, 8 de julio, finalicé mi maratón número 14. Fue en Jaén, con la particularidad de que se trató de un maratón en pista de atletismo (dimos 105,5 vueltas), y paré el crono en 3 horas 56 minutos y 1 segundo (tiempo oficial): la peor marca de mi vida.
Podría decir que hizo mucha calor, que correr una distancia en pista es muy duro mentalmente y repercute negativamente en el tiempo, que la salida fue muy temprano, que el gps no funciona bien en pista y no tienes la ayuda para llevar un ritmo constante... pero no serían más que excusas que no harían más que tapar la verdad: mi mala marca fue reflejo de una preparación deficiente, de una estrategia de carrera errónea, y de la fijación de un objetivo poco real.
A lo largo de mi experiencia de 15 años corriendo maratones tengo la máxima de que no se le puede perder el respeto a la distancia, porque si lo haces, el maratón te machaca.
Mi primer error fue fijar un objetivo de marca demasiado ambicioso y poco real. La intención inicial era participar en el maratón a modo de puesta a punto, de coger una forma que tenía abandonada tras haber dejado de entrenar en noviembre de 2017. Un parón excesivamente largo en el que, si bien he corrido varias pruebas de hasta media maratón, no tuve la constancia del entrenamiento regular por la falta de una meta clara. Por eso, cuando me enteré de la celebración del Maratón de Jaén, opté por inscribirme con la intención de que las doce semanas que supondría su entrenamiento específico me servirían para coger base física de cara al Maratón de Alcalá de Henares en el que participaré el próximo 28 de octubre.
Decidida la participación, había que elegir plan. Tras analizarlo y pensarlo mucho me decanté por uno de Javi Guerra para bajar de 3h 30 minutos. Si bien la idea inicial de tomarme la preparación a la carrera como puesta a punto y sin demasiada ambición entiendo que fue acertada, también tengo que reconocer que me equivoqué de plano con el plan. 3h 30' era un objetivo demasiado exigente para mi estado de forma. Se trata de correr a 5'/km, tiempo que domino bien en distancias más cortas, pero que en ese momento me resultaba más complicado mantener en largas tiradas. Para auto convencerme de que lo podría conseguir tiré de historial, y comprobé que ya he bajado en cuatro ocasiones de esa marca, y que he estado un pilín por encima en otras tres ocasiones. Quizá sea la euforia del corredor, pero lo cierto es que me dejé llevar por la estadística en lugar de tener en cuenta mi deficitario estado de forma por el parón, y el hecho de que mi mejor marca en los años 2016 y 2017 había sido 3h 40'.
Si mi primer error fue el tiempo objetivo, el segundo error fue seguir el plan de entrenamiento de Javi Guerra. Son sólo 10 semanas, cuando la vez que menos he preparado específicamente la distancia he invertido 12 semanas; y en ocasiones, hasta 16. Sin embargo, aquí el plan no sólo era menor en cuanto a tiempo, sino también en lo que a distancias largas se refiere. Aunque contempla correr en una ocasión media maratón, las tiradas de los domingos oscilan entre los 18 y los 22 kilómetros. Me parecen distancias muy cortas, y además pocas (sólo hay cuatro).
Entiendo que Guerra defienda que no es necesario correr muchos kilómetros para preparar un maratón, y es su teoría. Pero creo que está equivocado. A mí, al menos, me va mal. Este domingo, durante la prueba, fui muy bien hasta el kilómetro 30, y a partir de ahí -que es cuando siempre digo que empieza un maratón- las piernas empezaron a fallarme por falta de costumbre de recorrer distancias de ese tipo. Por tanto, y de cara a próximas citas, tengo claro que hay que realizar varias tiradas de 30 ó más kilómetros, y algunas más de distancias algo inferiores. Es la única forma de que el cuerpo se acostumbre a ellas. Lógicamente en el maratón exigiremos más a nuestro organismo, pero de esta forma estará mejor preparado para afrontarlo.
Mi tercer error a la hora de afrontar el Maratón de Jaén fue la estrategia. Aunque mi idea era correr a 5'/km, en una tirada de 18 kilómetros que hice en la pista el domingo anterior vi que era demasiado rápido, que no aguantaría las 105,5 vueltas pese a que ese día sí lo hice dando 40 vueltas. Por ello, opté por rebajar mi objetivo inicial de 3h 30' a 3h 45' lo que suponía correr a 5'20''/km.
Con esa idea llegué a la pista el día del maratón, pero como empezamos tan bien (alegres, eufóricos, sin calor, animados...), el crono marcaba un ritmo más rápido de lo que debía. Yo pensé que era sólo al principio, y que lo que hiciera a ese tiempo, pues ya lo tenía ganado; que después disminuiría la velocidad. Pero no fui capaz de parar, y el kilómetro 10 lo pasé en 51'19'' aproximadamente cuando debía haberlo hecho en 53'20''. El crono marcó en el kilómetro 20 un tiempo de 1h43'' aproximadamente cuando el objetivo era algo menos de 1h 47'. La media maratón la hice en 1h 49' en lugar de 1h 53' previsto, e incluso al kilómetro 30 llegué en 2h36' aproximadamente cuando debería haberlo hecho en 2h 40'.
Puede parecer una tontería ir cinco o diez segundos más o menos rápido, pero en un maratón se nota, y bastante. De hecho yo empecé a pagarlo a partir del kilómetro 30. De haber seguido ese ritmo, me habría aproximado a 3h 40', y sin embargo, los diez kilómetros que van del 30 al 40 los hice en casi 1h 10', es decir, a 7'/km. Ahí ya había perdido no sólo lo que había adelantado en los 30 kilómetros anteriores, sino mucho más.
Aunque en los 2,195 kilómetros finales el ritmo lo aceleré hasta 6'30''/km, el desastre fue total realizando la peor marca de mi historia con 3h56'01''.
Y todo por no atender a lo que me ha ocurrido en el pasado, a mi experiencia, y sí en cambio dejarme llevar por la euforia del corredor. Volví a confirmar que, si le pierdes el respeto a un maratón, éste te machaca.
Un último apunte en relación a la hidratación. Es fundamental hidratarse bien así como tomar complementos (geles, barritas, etc) de sales minerales, vitaminas, etc en el maratón. Yo hice la prueba el día de la carrera. Al levantarme la báscula marcó que pesaba 79,1 kgs. Hice un desayuno generoso, antes de la carrera bebí bastante agua y medio litro de bebida isotónica, y durante la carrera bebí muchísima agua y bebida isotónica que ofrecía la organización (no puedo calcular cuanto, pero al menos 3 litros ó más creo que tomé), y al acabar me bebí más de medio litro de agua y me comí una bandejita completa de fruta que daba la organización. Pues bien, cuando me pesé al llegar a casa la báscula marcaba 76,8 kgs, es decir, 2,3 kgs menos después de haber bebido y comido todo lo que os he indicado.
¡¡Vaya tela cómo desgasta un maratón!! Por eso hay que prepararlo a conciencia.
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