viernes, 29 de agosto de 2008

Cuaderno de bitàcora (a Jesùs): mal inicio, gran final

Barcelona, tres y pico de la tarde (crònica de ayer pero escrita hoy)
Comenzò torcido, por partida triple, el primer dìa de vacaciones.
PRIMERO, porque en el embarque del aeropuerto de Jaèn (JA, JA y JA) un Guardia Civil me llama para cachearme. No le doy importancia porque creo que lo hacen a todo el mundo, pero pronto veo qe no; ¿tendrè pinta de terrorista?. El asunto se aclara pronto; cuando el agente me da por limpio, se me acerca otro, el del escàner, y me dice que ellevo una navaja en el equipaje de mano. Me quedo alucinado y lo niego, pero èl insiste, yo lo vuelvo a negar varias ocasiones màs, èl mantiene otras tantas su acusaciòn. Entonces caigo: la navaja multiusos que llevo en el bolso. (Un compañero de acampada en la Virgen de la Cabeza llevaba una, y le fue muy ùtil; me gustò y al regresar la comprè en Coronel Tapioca del Pryca. Era azul, fue hace 3 años, y tenìa su fundilla y todo. Guapìsima. No la he utilizado nunca. Ni la utilizarè ya).
El civil se porta bien e intenta darme una soluciòn: embarca una maleta y la metes, o dìselo a quien te haya traìdo... No puedo hacer nada de eso, y aunque le digo que se la regalo, responde que ellos no pueden aceptarla...; final: se la dejo para que haga lo que le parezca. ¡¡¡Joder!!! Despuès me acuerdo que le podìa haber quitado por lo menos la funda. Ni eso.
SEGUNDO: para pasar el mal trago, decido tomar un cafè y un donuts. Ya quisiera Josè Tomàs dar clavadas de ese tipo cada vez que torea.
TERCERO, lo peor: el aviòn. Acojona. No por lo de los accidentes recientes, sino... porque acojona. Tenso en el despegue, tenso en el vuelo, tenso en el aterrizaje. Es que no puedo ni con el Sapito Loco.
Tocamos tierra y la cosa empieza a enderezarse. Las maletas no se pierden y nos las dan ràpido, llegamos pronto al hotel, y para la una estamos instalados. Hora clave para tomar una cerveza. Como estamos en Barcelona, pido El Àguila y una tapa de tortilla española. No hay; Estrela Damm y salchichas catalanas. Y todo en una terraza tìpica situada en una rambla, propiedad de unos paquistanìes, y de camarero uno de Càdiz.
Despuès comemos, siesta ràpida, visita a la Sagrada Familia (sòlo por fuera. No me gusta), vamos a Las Ramblas y recorremos el Barrio Gòtico (Catedral del Mar incluida). Sorpredente. Increìble que eso sea Barcelona.
Aparecemos por el puerto, y al llegar a la estatua del teniente Colombo, como dice uno de mi pueblo, otra vez Las Ramblas (esta vez para arriba), cena, metro y hotel.
Ha sido un gran dìa. Por todo esto, por alguna cosilla màs que no te puedo contar, y porque hemos tenido de guìa a Josè Gabriel; un gran tipo, oriundo de aquì aunque de orìgenes jaeneros, viejo amigo, al que hacìa diez años que no veìa.
Ha merecio la pena, al menos hoy. Mañana, ya veremos.

1 comentario :

Anónimo dijo...

Ha sido un placer y una delicia volver a vernos, y aunque haya sido esta vez al otro lado del espejo (¿diez años dices?)ha sido exactamente igual a cuando nos reencontrábamos en aquellos veranos de sol y carretera. Ni siquiera el exceso de pasos en un tiempo escaso.

Recibe el más fuerte de los abrazos.

Un oriundo de aquí o de más allá.