2,5. Esos son los kilos que he engordado en 6 días. Es que a mí las cosas me gusta hacerlas a lo grande. No sé si es la tranquilidad de las vacaciones, el menor estrés, o la feria de mi pueblo donde he cultivado, quizá en exceso, su vertiente gastronómica, esto es, cerveza, alpargatas, flamenquines, cerveza, roscas, chorizo, cerveza, morcilla.... y segoviano 8 años con seven up.
Sabía que iba a ganar algo de peso, y por eso mismo he mantenido mis entrenamientos con la mira puesta en el 30 de noviembre (maratón de San Sebastián). Me tocaba correr dos días, y corrí. El viernes, 13,5 kilómetros; el domingo, 18 kilómetros. Lo peor fue el segundo, porque sólo había dormido cuatro horas y me acosté hasta arriba de alguna de las cosas que os he indicado antes. Pero todo sea por San Sebastián, y quizá también porque tenemos, creo que todos o casi todos, subida un poquito la adrenalina por el tanto y tan buen deporte que estamos viendo estos días desde Pekín (el maratón masculino, la prueba reina de todos los deportes, es el último día).
Lo peor de todo es que cuando mi cuñado hizo efectiva mi inscripción al maratón, había que indicar la talla de camiseta para luego la bolsa de regalos que dan a los participantes. Mi cuñado, no sé si de manera equivocada o con mala leche, me pidió la XL. Me di cuenta, y hoy mismo la he cambiado por la L. Lo he hecho antes de pesarme, y ahora me da fatiga, no ya volver a la XL, sino incluso solicitar la XXL.
Creo que voy a pesarme otra vez. Aunque siempre queda el viejo truco de que la báscula está mal.
A partir de hoy, ya pasadas las fiestas, vuelta a la disciplina atlética, sobre todo porque a finales de mes me veré obligado a hacer un nuevo parón. Por eso, no sólo hay que rebajar los 2,5 kilitos hechos de más, sino otro tanto en previsión de lo que pueda pasar.
Seguiremos hablando.
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