Curro no está en el Caribe. Sí se ha marchado, pero a otro lugar más cerquita, aunque igual de caluroso, o más, en estas fechas. Yo, qué queréis que os diga, me alegro. Es un gran trabajador en su trabajo, ahí están sus años de gestión, y aunque su último destino estaba envenenado, él aceptó el reto. Cuando le cortaron la cabeza no le pilló por sorpresa, aunque sí le jodió el momento; las formas también, pero tampoco tiene tanta importancia porque son las que siempre utiliza el de siempre.
Su único pecado fue ser independiente, pensar por sí mismo, no plegarse a la disciplina del sindicato vertical y del pensamiento único.
Ahora, como digo, se va. No tiene miedo a que en un futuro, si decide volver, se haya quedado sin silla. Él mismo se ha gestado este nuevo reto profesional, quitándose de en medio de la política pero poniéndose en mitad. Su padrino tiene fuerza, y mucha, pero aún es una incógnita cómo reaccionará el de siempre cuando se entere.
Yo no me creo mucho que la mudanza se produzca sin el consentimiento del ojo que todo lo ve, todo lo mueve y todo lo permite, pero eso sólo lo sabremos –quizá- cuando todo se haga público.
Suerte, Curro, porque te la mereces. Pero ten cuidado, aunque creo que tampoco hace falta avisarte porque en este tipo de cosas tienes más tiros pegados que el Cerro Muriano.
P. D.: Ten cerca de tus enemigos, pero más cerca todavía a tus amigos (Vito Corleone a Michael Corleone).
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