martes, 24 de marzo de 2009

Imposible

Suele ocurrirme que un libro me lleve a otro. Así es cómo llegué a la Ilíada. Releía hace año y medio Política para Amador, de Fernando Savater, cuando en uno de los capítulos se refería a la democracia como "la gran invención griega". Y lo hacía utilizando, como un ejemplo más, una escena de la Ilíada donde se cuenta que, ante la duda de seguir atacando Troya -llevaban diez años de asedio- o abandonar, había posturas de todos los colores pues opinaban tanto los jefes de las tropas, los guerreros e incluso gentes del pueblo llano. Estando en estas disquisiciones interviene Ulises haciendo callar sin contemplaciones "a los hombres del pueblo que intentan meter baza en el debate de los reyes. ¡A callar, que no todo el mundo puede ser rey! Los que han nacido para obedecer no deben entrometerse en las deliberaciones de los que nacieron para mandar". Savater enmarca, como digo, esta situación en el hecho de que "lo que en el fondo está contando Homero son los albores de la democracia".
Había oído de la existencia de este clásico, pero nunca me apeteció abordar su lectura. Tras este ejemplo de Savater, y alguno más que utiliza, decidí hacerme con un ejemplar. Tras preguntar, sin éxito, a amigos y conocidos -pensaba que alguien lo tendría por tratarse de un clásico- se me presentó la oportunidad en una de esas colecciones baratas que llenan los quioscos tras el verano (Editorial Gredos).
24 cantos y 506 páginas conforman un libro que se atraganta desde la introducción misma. El inmenso interés por aclarar cosas consigue el efecto contrario; resulta desconcertante, liosísimo el gran número de nombres extraños de gentes, dioses -con sus respectivos significados-, pueblos, territorios....
Amago con abandonar antes de la página 20, pero insisto porque en ocasiones -ya me ha ocurrido antes- encuentro algo después lo atractivo de la obra. Pero aquí nunca llega.
Manejo una traducción en prosa que, unido a la gran diferencia entre la lengua original y el español actual, imagino que dificulta la comprensión de lo escrito en su día por Homero. La comprensión y el nulo atractivo que supone praa el lector.
Igual es que no estoy a la altura, o que este libro es para leer una página cada día, o ¡¡qué sé yo!! Lo cierto es que abandono porque esto me resulta imposible. Y lo dejo acordándome de las palabras que me dijo cierto día un lector empedernido, una de las personas más cultas que he conocido nunca: "hay tanto por leer y tan poco tiempo en la vida, que es necesario seleccionar mucho".
Pues eso.

1 comentario :

Anónimo dijo...

No debes flaquear caro Amador ahora que tienes por delante momentos en los que se desata la colera de Aquiles cuando su amado Patroclo es atravesado por la lanza de Héctor y sus despojos arrastrados a la sombra de las murallas de Ilión.
No debes desanimarte aqueo de altas grebas y viajero de una concava nave que a lomos de velas negras arribó ante la orgullosa Troya y su orgullos rey Príamo.

Aguanta que merece la pena.

PD.

Mi libro imposible es el Ulysses de James Joyce. No paso de la página 30.

Que Artemisa te sea propicia y que Caronte el barquero dilate su invitación a cruzar las últimas aguas.