miércoles, 24 de junio de 2009

Aquí hay nivel

El pasado fin de semana estuve de boda. La cosa fue bastante bien. Imagino que como en todas las bodas. Diferente es que me hubieran invitado a segar garbanzos, pero a comer y a beber... como digo, se sobrelleva con mucha soltura.
Al margen de lo típico (la novia y el novio muy guapos -a mí me gustó más ella-, al igual que los familiares más allegados de ambos; la iglesia muy bonita; el restaurante, al aire libre, muy apropiado para esta época; el comer y el beber, de primera división; la compañía durante la cena, todos muy competentes y eso que a la mitad los conocí aquella misma noche...) sí quisiera llamar la atención sobre dos cosas que me hicieron de ésta una boda diferente.
La primera, la selección musical desde la copa de espera en el restaurante hasta que nos íbamos tras varias horas de cena. Digo que me sorprendió y me gustó porque por allí sonó Joaquín Sabina.
La segunda, también musical. ¿Sabéis cuál fue la coplilla con la que los novios protagonizaron la apertura oficial del baile tras la cena? Os la muestro parcialmente en este vídeo.



Todo un lujo. Enhorabuena!!!
P.D. Eso del baile consiste en mover los pies y todo el cuerpo al ritmo de la música.

1 comentario :

juan esteban dijo...

El menú de la boda: cabeza de caballo bien envuelta en sábanas de seda y peces envueltos en papel de periódico.