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Parece ser que Amperio está en peligro porque el Yeti lo ha secuestrado, o algo así, por lo que Gerónimo no duda en acudir a ayudar a un amigo en apuros... además de intentar conseguir la exclusiva mundial de entrevistar al famoso hombre-monstruo de las nieves.
Al final salva, o no, a Amperio, y encuentra, o no, al Yeti. Lo cierto es que esta nueva lectura de uno de los libros que conforman una de las sagas literarias actuales más seguidas vuelve a producirme cierta sorpresa por la técnica utilizada: una historia tremendamente simple -la que he contado- formada a lo largo de ella por un sin fin de pequeñas historietas. Y es que cada paso que da Gerónimo se convierte en un historión, desde coger el taxi hasta el avión, la llegada al Everest, la subida de una montaña, o simplemente cenar. Quizá esa sea la clave del éxito de esta serie, el mantener al público infantil completamente enganchado en cada página.
Vendría a ser algo así como los anuncios de televisión. Los niños se quedan completamente absortos con ellos, mientras que les resulta prácticamente imposible mantener la atención ante cualquier película. Y la verdad es que ¿por qué estar dos horas frente al televisor, si te pueden contar una historia, lo mismo de atractiva o más, en veinte segundos?.
Literatura infantil -bastante infantil- pura y dura, a la que me aproximo como notario de que mi hija también se lo ha leído, pero a la que en otras circunstancias sería impensable su lectura... salvo por cuestiones investigadoras.
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