Tres anuncios en las afueras es la historia de una madre coraje. Su guerra no es infiltrarse en ambientes marginales o violentos para descubrir quién violó y mató a su hija, sino remover la conciencia de las autoridades policiales que no hacen nada por resolver el crimen.
Aunque pueda parecer que el camino emprendido por Mildred (Frances McDormand) es más fácil, sencillo y menos peligroso que el de una madre coraje de verdad, lo cierto es que la película demuestra lo complicado que resulta enfrentarse al poder establecido, a la mentalidad conservadora, racista y machista de una ciudad conservadora, racista y machista del Estados Unidos profundo.
Esta madre con sed de venganza no hace nada más que contratar tres vallas publicitarias, situadas frente a su casa y en el mismo lugar donde violaron y mataron a su hija, para que hagan la función que se presupone a la publicidad: mandar un mensaje a los clientes y potenciales clientes, y conseguir en ellos un efecto concreto. Y lo cierto es que lo consigue porque, pese a que las vallas están en un lugar apartado del trasiego de vehículos, su repercusión es insuperable. Tanto que Mildred recibe presiones de todo tipo para que desista de su empeño.
Tiene que ser difícil soportar el dolor de la pérdida violenta de una hija, y además ser cuestionada continuamente y por todos (incluso por el único hijo que te queda) por querer resolver el crimen.
Mildred es una pura obsesión; no existe nada más allá de su objetivo. Su debate interno es terrible, y aunque todo está en contra, la esperanza viene a salvarla de vez en cuando a través de gentes tan desesperadas - o no- como ella.
El sentimiento, la tensión, el dolor, el debate... son continuos a lo largo de la historia, algo que afortunada y magistralmente rompe el director (Martin McDonagh) con puntos de humor e incluso amor difíciles de encajar para el espectador, pero que resultan aliviadores.
Si el desarrollo es muy bueno, el final es buenísimo. Y lo es porque cada cual puede elegir el desenlace que quiera para su amada/odiada madre coraje.
No os la perdáis.
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