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La obra ya resulta atractiva por su simple concepción ya que reta al lector a estar de acuerdo, o no, con los elegidos. Encontramos de todo. Desde líderes religiosos como Lutero, Moisés, Mahoma o Pablo, el judío de Tarso; a conquistadores de la talla de Carlomagno o Saladino; pasando por mujeres que dejaron huella (Cleopatra, Isabel de Inglaterra, Juana de Arco, la reina Victoria, Lucrecia de Borgia, María Tudor o Mariana Pineda) y que la Historia no ha vuelto a repetir o, si acaso, de manera escasa; descubridores de nuevos mundos (Hernán Cortés, Pizarro, el capitán Cook o el doctor Livingstone); genios (Cervantes, Goya, Velázquez, Bach, o Mozart), sabios como Benjamin Franklin; ideólogos (Pericles o Marx), ambiciosos que quisieron pero finalmente no pudieron (Napoleón, Adolf Hitler), otros con también mucha ambición y que sí cumplieron sus objetivos hasta la cita inevitable con el otro mundo (César, Lenin, Federico el Grande y Otto von Bismarck), político-gobernantes de primer nivel (Alfonso X el Sabio, Abraham Lincoln o Winston Churchill), nacionalistas muy suyos (Simón Bolívar, Indira Gandhi y Garibaldi), religiosos metidos a otra cosa (Richelieu)... y algunos que no sé por qué están (Ronald Reagan).
El personaje más importante de la Historia es, para César Vidal, Jesús de Nazaret. De hecho, es a él a quien le dedica más páginas (ocho), frente a las 2, 3 ó 4 que usa habitualmente con los demás, salvo alguna excepción.
No sólo me parece muy interesante el libro por su argumento y brevedad de cada historia, sino también por el intento que hace Vidal de revelar la verdad de muchos de estos personajes a quienes, en la mayoría de los casos, se les atribuyen determinadas leyendas que aquí quedan desmontadas. Otros, por el contrario, vienen a ser ratificados como personajes históricos confirmando de lo que de ellos se dice. Es decir, una rigurosidad histórica que se antepone a la mítica heroica.
Una obra que debería ser de lectura obligada para todos porque, además de demostrarme que soy un inculto histórico, me ha servido como una primera toma de contacto a un sin fin de interesantísimos personajes a los que, después y en función de los intereses de cada uno, podemos realizar una aproximación más minuciosa. Yo ya he elegido de quién quiero saber más: Abraham Lincoln.
Dos últimos apuntes.
Uno: me llama la atención que no esté Cristóbal Colón.
Dos: en mi lista particular no habría dudado en incluir a Fernando Hierro. ¿O es que no fue importante el gol que le metió a Dinamarca en aquel mítico partido del Sánchez Pizjuan?
El personaje más importante de la Historia es, para César Vidal, Jesús de Nazaret. De hecho, es a él a quien le dedica más páginas (ocho), frente a las 2, 3 ó 4 que usa habitualmente con los demás, salvo alguna excepción.
No sólo me parece muy interesante el libro por su argumento y brevedad de cada historia, sino también por el intento que hace Vidal de revelar la verdad de muchos de estos personajes a quienes, en la mayoría de los casos, se les atribuyen determinadas leyendas que aquí quedan desmontadas. Otros, por el contrario, vienen a ser ratificados como personajes históricos confirmando de lo que de ellos se dice. Es decir, una rigurosidad histórica que se antepone a la mítica heroica.
Una obra que debería ser de lectura obligada para todos porque, además de demostrarme que soy un inculto histórico, me ha servido como una primera toma de contacto a un sin fin de interesantísimos personajes a los que, después y en función de los intereses de cada uno, podemos realizar una aproximación más minuciosa. Yo ya he elegido de quién quiero saber más: Abraham Lincoln.
Dos últimos apuntes.
Uno: me llama la atención que no esté Cristóbal Colón.
Dos: en mi lista particular no habría dudado en incluir a Fernando Hierro. ¿O es que no fue importante el gol que le metió a Dinamarca en aquel mítico partido del Sánchez Pizjuan?