martes, 17 de agosto de 2010

De vacaciones (V): se acabó lo que se daba

Parecía que no iba a llegar nunca, pero aquí está el final de las vacaciones. Han sido dos periodos de quince días que se acaban hoy mismo con la incorporación al currelo, que diría Ramoncín. Una vez más me ha gustado esto de partir el mes vacacional por excelencia, y creo que seguiré haciéndolo, si puedo, en años venideros.
Si al principio fue playa y piscina, en este segundo periodo he alternado la playa (que surgió de manera imprevista) con un clásico: la feria de mi pueblo. Entre medias ha habido días intensos de arreglo de trastero, pero poco más. Tantas y tantas cosas como había organizado, finalmente se han quedado en casi nada. No tendré más remedio que afrontarlas ahora, antes de que la frenética actividad del día a día de toda la familia nos vuelva a atrapar de manera irremediable durante los siguientes nueve meses.
De todas formas, el contacto con la realidad laboral no es demasiado brusco porque son todavía muchos los que se encuentran de vacaciones, y la actividad periodística es mínima. Por eso, tenemos una especie de periodo de aclimatación que viene bastante bien.
En todas estas jornadas de asueto han ocurrido muchas cosas. Yo os voy a destacar sólo una: la gamba que hicimos en uno de los momentos de la Feria de Día del pueblo. Quedó espectacular, y espero poder mostrarla cuando se la enviemos a Flo.
Ya sólo quedan once meses para las próximas vacaciones. ¡Qué poco!

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