viernes, 19 de agosto de 2011

Homo rarus, liber rarus

Creo que todos coincidimos en que nuestra especie podría ser catalogada como Homo Rarus. Sí, por la tendencia que tenemos a complicarnos la vida.
No tenía yo noticias de la existencia de El lobo estepario (Hermann Hesse. Alianza Editorial, 3ª edición, Madrid, 2011. Frankfurt, 1955. 283 págs), hasta que llegó a mí de manos de una amiga que, hasta ahora, tenía en gran estima por las lecturas que me había recomendado. Coincidimos bastante en gustos literarios, de ahí que cada vez que empiezo uno de sus consejos no soy ni mucho menos objetivo.
Mi positiva predisposición unida a la intriga que me genera el protagonista, el lobo estepario, un tipo llamado Harry Haller, me inician en una páginas interesantes que son aún más cuando le pongo cara a Harry en la persona del actor Anthony Hopkins por una película (no recuerdo el título) cuyo relato era similar al comienzo de este libro.
Pero el desconcierto se va apoderando poco a poco de mí hasta que no puedo evitar el preguntarme ¿¡Qué es esto?!.
Tras una primera parte de narración, de contar una historia, el protagonista asume todo el protagonismo narrando en primera persona su experiencia vital a través de unos manuscritos dejados a modo de diario.
Lectura difícil, sesuda, complicada... Yo sigo leyendo esperando que pase algo. Y pasan, y muchas, pero cosas raras. Al menos a las que estoy poco habituado.
Un mundo complejo el de adentrarse en la zona oscura de la condición humana a fin de poner al descubierto su carga trágia y su incierto destino, como recoge el propio libro en su contraportada.
Al final, parece ser y volviendo a la contraportada, se trata de Harry como arquetipo literario en el que se reconocen quienes padecen los efectos deshumanizadores de una sociedad que no conoce la solidaridad y propicia el aislamiento.
Cuando así lo dicen, así debe ser, pero yo no he acabado de captarlo. Para mí se trata de un liber rarus cuyo protagonista es un homo rarus.
En cualquier caso, me quedo con el deseo, casi con la necesidad de hacer una nueva lectura. La haré, seguro, aunque dentro de un tiempo, cuando consiga tener algo más de perspectiva.
Acabo con una cita del libro: El que en lugar de chinchín exija música, en lugar de placer alegría, en lugar de dinero alma, en vez de loca actividad verdadero trabajo, en vez de jugueteo pura pasión, para ése no es hogar este bonito mundo que padecemos...

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