Estos días ha desaparecido ya de la cartelera Fantasy Island. No es porque al público no le haya gustado, o porque haya pasado mucho desde su estreno. La causa está en el coronavirus. Las medidas adoptadas por el Gobierno de España, decretando el Estado de Alarma en nuestro país, ha hecho que las salas de cine cierren, y las carteleras estén desiertas.
Vi la película hace ya dos o tres semanas, y creo sinceramente que no es la mejor opción para estos días en los que todos estamos enclaustrados, y tiramos de la televisión para ocupar algunas de las muchas horas de asueto que tenemos.
Igual alguna plataforma la ofrece en su catálogo, pero ya digo que si tenéis interés en alguna serie u otra película que hace tiempo deseabais ver, elegid esto último.
Fantasy Island cuenta la historia de un grupo de personas que desembarca en una remota isla en la que, según cuentan, se cumplen los deseos de quienes llegan a ella.
El Señor Roarke, responsable de la especie de Resort Hotel que acoge a los visitantes, es quien se ocupa de que los clientes cumplan sus sueños.
La verdad es que la historia no tiene un guión claro, o al menos yo no lo he encontrado. Algo por aquí, otra cosa por allá, situaciones absurdas, del éxtasis se pasa a la fatalidad... Todo ello crea una sensación en la que no sabes si lo que viven los personajes es real o imaginado.
Durante toda la película piensas que si alguien te ofrece cumplir tus sueños, seguro que la cosa tiene truco, y al final acabarás pagando un precio demasiado alto.
¿Es la isla mágica, o la magia (¿falsa magia?) la realiza el Señor Roarke? La respuesta a esta pregunta es quizá lo único interesante de la cinta, algo que no creo que merezca la pena el emplear tiempo y dinero en verla.
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