El título de este catite reproduce uno de los lemas que los periodistas utilizamos para defender nuestra profesión por la importancia que tiene para el sistema democrático en el que vivimos, y que por tanto afecta directamente a toda la sociedad.
IDEA 1.- La ilógica política tiene en los globos sonda una de sus herramientas habituales para testar el posible éxito, o no, que pudieran tener determinadas medidas que baraja poner en marcha. Así, es habitual que ante una iniciativa legislativa o de cualquier otro tipo, se filtre convenientemente a la opinión pública para ver qué acogida tiene. Si la opinión mayoritaria es favorable, ya tiene cierta garantía de éxito a la hora de plantearla y llevarla a cabo. Pero si las críticas son contrarias y generalizadas, se opta por la vía de "eso no es nuestro, nunca lo hemos ni siquiera planteado, y no sabemos de dónde puede haber salido".
IDEA 2.- El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha incluido una pregunta que no ha pasado desapercibida. Dice lo siguiente: "¿Cree usted que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes sociales y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales, o cree que hay que mantener libertad total para la difusión de noticias e informaciones?".
CONEXIÓN DE IDEAS.- ¿Será la Idea 2 una aplicación práctica de la Idea 1?. Aunque podamos intuir una respuesta afirmativa, resulta muy difícil su confirmación. Lo que sí resulta innegable es la gran preocupación que genera la sola existencia de la preguntita.
Llama poderosamente la atención que el gobierno de un país democrático plantee una acción que es ilegal porque ir de esta manera contra el artículo 20 de la Carta Magna es anticonstitucional. Viene a ser algo así como si en el contexto del asesinato, el 12 de diciembre del año 2018 en la localidad onubense de El Campillo, de la joven profesora zamorana Laura Luelmo a manos de Bernardo Montoya, el CIS hubiese preguntado por la posibilidad de aplicar la pena de muerte en casos de ese tipo.
La pena de muerte, en nuestro país, está prohibida al igual que la censura. La forma de actuar contra "bulos e informaciones engañosas o poco fundamentadas", al igual que contra los asesinos, es aplicando el resto de artículos de la Constitución y sus desarrollos normativos.
No voy a entrar en lo claramente tendenciosa que es la preguntita del CIS, pero algo que no entiendo es ¿por qué se señala únicamente a los "bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas" en el caso de "la pandemia"? ¿No sería más lógico ir contra todos los "bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas" que aparezcan en "redes sociales y medios de comunicación social"? ¿O es que sólo son peligrosos los referidos a ese tema y no aquellos que tratan asuntos como violencia de género, seguridad nacional, empleo, iniciativas legislativas, etc.
Pero lo que más gracia me hace es que, ante lo inaceptable de los "bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas", la alternativa que propone el CIS es hacer caso únicamente a "fuentes oficiales". ¡¡¿¿De verdad??!! A ver. Pongamos un ejemplo. Imaginemos que queremos saber LA VERDAD de si la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, pisó suelo español tras llegar en vuelo al aeropuerto de Barajas, y si hubo alguna reunión con el gobierno español. Según propone el CIS, debemos preguntar a la fuente oficial que sería el propio Gobierno de España. Y ahí llegamos al ministro de Transportes, José Luis Ábalos. ¿A qué versión de las dadas por el ministro sobre lo ocurrido hacemos caso, a la primera, a la última, a las 37 que dio entre ambas?
Lo peor de todo es que hay quien le parece bien actuar en el sentido que indica la preguntita. Lo digo porque antes incluso de que saliera a la luz, alguien (ciudadano de a pie) me mostraba su indignación por esos medios que no buscan informar sino cuyo único objetivo es dar caña al gobierno. Decía algo así como que "mejor nos iría a todos si el Gobierno, en lugar de tener que gastar tiempo y esfuerzo en atender y responder a esos impresentables, no tuviera que hacerlo, y pudiera centrarse exclusivamente en actuar contra el coronavirus".
Y en el fondo mi interlocutor tenía y tiene razón. Si el Gobierno no tuviera que responder a la Prensa, y tampoco tuviera que rendir cuentas a la oposición en el Parlamento (como se ha intentado recientemente tras recibir un cheque en blanco para trabajar contra la pandemia) tendría muchos menos problemas. El problema lo tendríamos los ciudadanos porque el sistema político derivado de esas acciones tiene un nombre, y a mí no me gusta.
Acabo como empecé: Sin Periodismo no hay Democracia.
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