A estas alturas de la película creo que no tengo que reconocer que soy muy de señales. Me refiero a esas cositas, a esos detalles, a esos elementos sin importancia que nos podemos encontrar en cualquier actividad de nuestro quehacer diario que, a primera vista, son inofensivos pero que podrían darnos alguna clave si los miramos con otros ojos, de otra manera.
Hace un par de meses os contaba AQUÍ mi experiencia en este sentido. Fue cuando acudí a las instalaciones de Ondajaén RTV a recoger mis enseres personales, meses después de que un incendio intencionado que, afortunadamente y gracias a la rápida intervención de los bomberos, sólo afectó a dos despachos.
Lo grave del asunto es que, pese a que las instalaciones quedaron casi intactas a excepción de esos dos despachos, el equipo de gobierno del ayuntamiento de Jaén, encabezado por el alcalde Julio Millán, decidió sin aportar ninguna prueba que el siniestro era total, y a partir de ese punto de apoyo no ha vuelto a abrir las instalaciones, no ha hecho ninguna tarea de limpieza ni reparación de las mismas, ha cerrado las emisiones de la radio y la televisión, llevó y aprobó en pleno incluso la desaparición del Servicio Municipal de Comunicación, y ha iniciado el proceso (aún no lo ha logrado) para despedir a los 46 trabajadores municipales de la cadena, primero con un ERTE y ahora con un ERE.
En este contexto sin mucho sentido, os contaba yo en el enlace de arriba que cuando fui a recoger mis enseres personales a Ondajaén creí ser testigo de una señal, o al menos de algo que podría serlo. Ocurrió cuando, sin saber muy bien la razón, miré por una ventana desde el exterior del recinto al interior del despacho donde se originó el incendio. Estaba todo más que calcinado, y ante aquel espectáculo dantesco me llamó la atención un detalle: justo en el centro de la habitación, rodeado por pequeñas montañas de todo tipo de elementos reducidos a cenizas, había un folio de papel. Estaba casi intacto salvo algún punto de cierta suciedad. ¿Cómo es posible que en una pequeña habitación en la que hasta el aluminio de la ventana se ha fundido a causa de las altísimas temperaturas provocadas por el fuego... digo que cómo es posible que justo en la zona cero del incendio perviva un folio de papel cuando todo su entorno rezuma desolación?
¿Sería eso una señal, un elemento de esperanza, un elemento para la esperanza? En esas estaba yo cuando mi intriga saltó por los aires al detener mi mirada en el contenido del papel: era el turno de trabajo que el responsable de Personal de Ondajaén había elaborado para el Domingo de Resurrección de la Semana Santa del año 2019.
¡¡Sin comentarios!!
No sé si aquello fue una señal o una tontería mía, pero lo cierto es que en unos días llega ese día, el Domingo de Resurrección. Y ayer alguien me llamó la atención sobre algo en lo que yo no había reparado. ¿Sabéis qué onomástica se celebra el próximo Domingo de Resurrección, para más concreción 12 de abril?: SAN JULIO.
¿Será otra señal? ¿Será una señal de algo? ¿Será una señal para alguien?
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