Hoy, 6 de febrero del año 2020, se cumplen seis meses del cierre de Ondajaén, la radiotelevisión municipal de la ciudad de Jaén.
Fue en la madrugada del 6 de agosto de 2019 cuando alguien (así lo dijo la Policía Nacional) pegó fuego en un despacho, se vieron afectados dos más, y el alcalde de Jaén utilizó el suceso para cerrar la cadena.
A lo largo de estos seis meses se han dado numerosas razones para justificar el cierre, pero lo cierto, lo que hay detrás de todo este asunto, es que un político decidió cerrar un medio de comunicación, y así se ha hecho.
Otro día hablaremos de eso, pero hoy no. Hoy quiero contaros otra cosa.
Todos los trabajadores de Ondajaén tuvimos la oportunidad de acudir a las instalaciones para, bajo supervisión de la Policía Local, recoger nuestros enseres personales. Yo lo hice a finales del pasado mes de noviembre, y no fue agradable.
Nada más llegar a Vaciacostales (que es el lugar donde están los estudios de Ondajaén) me encontré con otros compañeros que, o ya habían recogido sus pertenencias, o estaban esperando para hacerlo. Pero en el justo momento en el que yo llegaba a la puerta principal salía con varias cosas mi compañero Rafa Rus. En una de sus manos portaba un cuadro de la película Ciudadano Kane. Me encanta la película, y estaba enamorado del cuadro; de hecho, se lo he pedido un millón de veces desde que apareció con él en Ondajaén, pero nunca conseguí que me lo regalara. Y ese día, cuando él salía y yo entraba, nada más verme se acercó a mí y me entregó el cuadro. ¡¡Joder!! Si ya es duro acudir a donde iba, y por lo que iba, los sentimientos se incrementaban con ese detalle.
Pero el cuadro, ese día, contaba más, mucho más, de lo que lo había hecho antes. Es la fotografía de arriba. Miradla. Hice la foto nada más tenerlo. La franja negra que se aprecia en la parte inferior no es un defecto de la cámara de fotos, ni la sombra de un árbol o un coche próximo, ni nada por el estilo. Es simplemente hollín.
Mirad de nuevo la fotografía. En ella tenéis a uno de los periodistas más poderosos del mundo, en uno de sus momentos de máximo esplendor... Cierto que Kane tuvo actuaciones más que discutibles, pero en el fondo y sobre todo representa el PERIODISMO, la necesidad que cualquier sociedad tiene de él para no verse sometida por los malos. De hecho, una constante en la Historia de la Humanidad es el control de los medios de comunicación por parte de quien quiere controlar a la población.
Y en esta imagen vemos cómo el FUEGO quiere aniquilar al PERIODISMO pues el hollín ha acabado ya con un 25% aproximadamente de la fotografía.
Eso, al menos, es lo que yo veía, y por eso mismo quise hacer la foto del cuadro tal y como salió de las instalaciones de Ondajaén; por cierto, a día de hoy aún no lo he limpiado. El hollín, como agente del fuego aniquilador, sigue ahí... pero también el periodista y el periodismo.
Con el cierre de Ondajaén un político ha concluido el trabajo que inició un pirómano. Aunque hoy, seis meses después y mirando atentamente el cuadro, me pregunto: ¿De verdad ha acabado? Sigo mirando y tengo la sensación de que aún no se ha escrito la última página de esta historia.
De aquel día, además de esto que os he contado, me quedo con otra imagen. Inolvidable.
Sin pensarlo, sin tenerlo premeditado, y sin conocer la razón, siento la curiosidad de mirar por la ventana desde la que el autor del fuego realizó su trabajo. Es una ventana por la que me he asomado miles de veces, aunque esta ocasión es distinta. Es el centro de la tragedia, donde se inició el fuego, y allí el espectáculo es dantesco. Hasta el aluminio de la ventana está fundido por las altísimas temperaturas que se alcanzaron.
El mobiliario simplemente no existe, y en su lugar se pueden apreciar montones de algo negro, como si fuese la madera calcinada cuyos restos siguen allí. Está todo afectado, muy afectado, y no hay señal alguna de vida. Todo negro, sucio, trágico... dramático.
Al retirarme reparo en un detalle. Hay varios papeles en diferentes puntos de la habitación incendiada que no ardieron del todo; quedan trocitos por allí esparcidos, excepto uno que está prácticamente entero. ¿Cómo puede ser eso? ¿El aluminio fundido y un folio casi intacto?
No es normal su existencia ni tampoco el lugar en el que se encuentra: justo en el centro de la habitación, en el suelo, sobre un montoncito de restos negros de algo, y al lado del lugar en el que la Policía Científica sitúa el epicentro del fuego.
¿De qué es el papel?, me pregunto. Mi curiosidad se incrementa, lo miro con detenimiento, y compruebo que se trata de los turnos de trabajo que el responsable de Personal de Ondajaén había elaborado para que los trabajadores cubriésemos el Domingo de Resurrección de la Semana Santa de 2019.
Me quedo casi sin habla. No sé qué pensar, aunque regresa a mi mente -reforzado- el sentimiento que había tenido unos minutos antes: aún no está escrita la última página de esta historia.
¿Son señales el cuadro, el hollín, el papel vivo, el Domingo de Resurección...? El tiempo lo dirá.
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