lunes, 8 de septiembre de 2008

Cuaderno de bitácora (a Jesús): con la miel en los labios

CRÓNICA DEL JUEVES, 4/09/08

Hemos llegado a la isla por excelencia: Sicilia. Llama la atención que las calles de Palermo no sólo las patrulla la Policía sino también el Ejército. Aunque me sorprende más algo que he visto en dos ocasiones: un coche de gran cilindrada escoltado -por delante y por detrás- por sendos coches camuflados de la policía que no se corta ni un pelo a la hora de despejar su camino al reso de vehículos (el copiloto no duda en sacar medio cuerpo por la ventanilla y, con una especie de paleta matamoscas en la mano, avisa a los otros conductores). En cualquier caso, el tráfico es un caos; hay que pelearse con los coches y las motos para que te dejen pasar por un paso de cebra regulado por semáforos, estando verde para el peatón y rojo para los coches. Viene a ser algo así como la ley del más fuerte. Aquí tú disfrutarías, seguro.
Ya nos lo avisaron, y es cierto: Palermo no tiene mucho que ver. Lo más atractivo, por su rareza con respecto a los cánones que conocemos, es su catedral. De toas formas, la grandeza de cualquier monumento se ve rápidamente empañada por la malísima sensación que deja en el visitante el pobre estado de conservación en el que se encuentran muchos de los edificios colindantes; hay incluso casas en ruina, solares abandonados,... Alguien dijo que parece más bien una ciudad de África.
Finalmente no hice la locura que tenía pensada. Justo al bajar del barco me encuentro varios puestos vendiendo todo tipo de artículos promocionales, entre ellos referentes a Don Vito. A uno de los vendedores le pregunto si Corleone pilla lejos, y tras indicarme que a unos 100 kilómetros, también me aconseja no ir porque puede resultar complicado. Le hago caso y me conformo, por ahora, con las películas. Es lo más cerca de lo que he estado nunca. La miel... en los labios.
El capuccino de Palermo es peor que el de Roma y Florencia.
Regresamos al barco y realizamos nuestra rutina normal de cada día: piscina, jacuzzi, espectáculo en el teatro... en la cena turno para una Beck´s (cerveza alemana): 33 cl y 5,5 dólares.

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