lunes, 8 de septiembre de 2008

Cuaderno de bitácora (a Jesús): día tranquilo

CRÓNICA DEL MIÉRCOLES, 3/09/08
Desde el balcón de mi camarote, con un (otro) puerto italiano de fondo.


El día de hoy se prevé relajado. El barco llega directamente al puerto de Nápoles, por lo que no es necesario madrugar porque bajamos a pie en lugar de hacerlo en lanchas.
En el desayuno sustituyo las tostadas que como habitualmente por una tortilla impresionante que hacen sobre la marcha unos cocineros jamaicanos. La gente pide uno, dos o tres ingredientes de los muchos que hay entre los que elegir, pero yo les indicó que me pongan un poco de todo. La única pega es que comí de una sola vez todo el picante...
A las once de la mañana ya estamos recorriendo las calles de Nápoles, y lo hacemos con cierta precaución por eso de ser una ciudad peligrosa... la de la mafia. Sin embargo, creo que es más leyenda que otra cosa; o habrá, pero no -o no se aprecia- para una gente que viene a echar un día en la ciudad.
Lo que sí resulta un caos es el tráfico. Ningún conductor respeta los pasos de cebra, y en cada calle se produce una auténtica lucha entre vehículo y peatón: gana el que primero llega, y el que más huevos le eche al asunto.
Aunque vemos algún monumento, ya te digo que la jornada la hemos planteado casi como de paseo, y también de compras porque recorremos lo que aquí vendría a ser la calle San Clemente de Jaén.
De regreso al barco compramos un par de trozos de la famosa pizza napolitana que, la verdad, está bastante buena.
Mañana igual hago una barbaridad.

P.D.- Estoy sorprendido por lo bien que visten los italianos, y decepcionado por lo mal que lo hacen las italianas. Por cierto, el capuccino de Nápoles está mejor que el de Roma; y hoy en la cena ha caído una cerveza mexicana llamada XX (355 cc y 5,5 dólares) que estaba algo floja.

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