domingo, 7 de septiembre de 2008

Cuaderno de bitácora (a Jesús): la ciudad de los helados

CRÓNICA DEL LUNES, 1/09/08
Anoche (el lunes, al final de la jornada) estaba demasiado cansado como para cumplir mi compromiso diario con este cuaderno. Por eso te empiezo a escribir en un vagón de tren a las nueve menos algo de la mañana (del martes), camino de una gran ciudad de la que mañana te hablaré.

Fue un día largo e intenso. El despertador sonó a la seis de la mañana, desayuno consistente y buscamos una barquita para llegar a tierra (finalmente estamos en L´Spezia pues un exceso de tráfico marítimo en Livorno nos ha impedido cumplir con el plan previsto). En el autobús da tiempo a echar una cabezadita, por lo que afrontamos con ganas y fuerzas el recorrido por Florencia.
Lo primero, y obligado, tomar un capuccino. Im-presionante de bueno. ¿El precio?: 1,20 euros en la barra, y 4 euros en una mesa. No hace falta decirte dónde me lo tomé.
El recorrido por la ciudad no es tan minucioso como debería, pero es que apenas si tenemos cuatro horas; por eso, la guía nos da unos consejos que cumplimos y nos va bien. La verdad es que resulta casi imposible describir tanto monumento. Impresionantes iglesias, espectaculares edificios civiles, y ¿qué decir de las estatuas?: MUNCHAS. Me hago fotos junto a Leonardo Da Vinci y también Maquiavelo. En la catedral me llama la atención hombres y mujeres vestidos con una especie de poncho verde; me explican que a quienes no guardan decencia en el vestir (sexys tirantillos en las mujeres, y mangas sisa enseñapelosdelossobacos en los hombres), se los colocan, y es que estamo sen lugar sagrado (A mí me choca la medida, pero me sorprende que mi cuñado -a quien la religión y la Iglesia se la rempampinfla, y mucho, lo entiende al decir que en mi casa, yo pongo las normas; a quien no le parezcan bien, que no venga).
Ir a Florencia y no comer un helado es como ir de turismo a Jaén y quedarse sin visitar Las Protegidas. Vamos a la heladería aconsejada por la guía. Yo pido una tarrina con los dos tipos de chocolate que tienen, pero el heladero me regaña: ¡¡Con más de 20 sabores diferentes que hay de helados, sólo vas a comer chocolate??. Así que, porque lo decide él, sólo me pone uno, y completa la tarrina con dos bolitas más del que le da la gana. Me parece bien, y después lo agradezco.
Acabada la visita comparo Florencia con Barcelona. En Barcelona hubo un tipo a quien le dio por hacer columnas y edificios retorcidos forrados con los restos de los baldosines de los suelos. En Florencia, fue a muchos a quienes les dio por hacer muchas estatuas, casi todas de tíos en pelotas, y deslumbrantes edificios.
A media tarde regresamos al barco, tomamos unas tapitas que nos hagan llegar hasta la cena, descanso viendo en el cine Spiderman III doblada en sudamericano, cena, actuación de magia en el teatro,... y a la cama.
Mañana se prevé duro el día.
P.D.- Hoy he comprado tu regalo. Espero que te guste.

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