lunes, 8 de septiembre de 2008

Cuaderno de bitácora (a Jesús): esto se acaba

CRÓNICA DEL VIERNES, 5/09/08

Ha llegado el día de la relajación. Es la última jornada de crucero, sin escalas, con un viaje directo Palermo-Barcelona. Todo el día (y dos noches) en alta mar. Se nota porque el movimiento del barco es algo más acentuado de lo que venía siendo hasta ahora. La verdad es que estoy sorprendido porque uno de los mayores miedos que tuvimos durante la preparación del viaje fue el mareo por el movimiento del barco. Sin embargo, hasta hoy parecía que estábamos en un complejo hotelero en tierra firme (mucho peor lo he pasado en alguna ocasión, contigo al volante, cuando se te ha hinchado la vena). Imagino que será porque el barco es muy grande y tiene gran estabilidad, pero creo que también depende del mar que ha estado muy tranquilo todo el viaje. De hecho, un camarero nos dice que tal día como hoy, pero hace dos semanas, la mar estaba brava y las olas llegaban hasta la cuarta planta, generando cierto acongojamiento entre los huéspedes e incluso algunos empleados.
Lo dicho, día tranquilo marcado, desde un punto de vista gastronómico, por un desayuno con huevos benedictinos, el almuezo ha sido en el Johny Rocker (hamburguesería típica norteamericana donde nos sorprenden los camareros con un baile a mitad de la comida) de donde hemos salido casi empachados, y en la cena he pedido nuevamente Stela, la mejor cerveza de cuantas hemos tomado.
Entre tanto, gimnasio, jacuzzi, piscina, sauna, baño turco, siesta, vistazo último a las tiendas que están en rebajas, espectáculo de despedida, y a dormir que mañana hay que abandonar el barco antes de las nueve de la mañana.
Esto se acaba. Una lástima.

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