Tremendamente gratificante el haber participado en el maratón de Zaragoza. Iba con muchísimo miedo, y me ha servido para volver a disfrutar corriendo.
Los problemas de fascitis que he tenido a lo largo del último año me han impedido participar en algún maratón que tenía previsto, y poder cumplir mi intención de poder hacer dos maratones al año. Tras superar esas cuestiones físicas decidí abordar el reto de los 42k; el elegido fue Zaragoza, y en él tendría -de acabarlo- mi 12ª participación.
A ello me puse, y llegado el gran día tuve muchas dudas. Otro problema en el pie, malas sensaciones en las dos plantas (¿otra vez fascitis?), un entrenamiento inadecuado por esos achaques que suelen salir de vez en cuando, y por la vorágine del día a día.... digo que todo esto provocaron que no llegara al 25 de septiembre con las mejores sensaciones y en la mejor de las condiciones.
Por ello, me fijé un objetivo modesto: hacer 3h45', es decir, a 5'20'' el kilómetro. Eso es lo que dije, aunque en el fondo debo reconocer que siempre barajaba la opción de retirarme y no acabar.
Dado mi objetivo, y que mi cuñado -el granaíno- tampoco se iba a exigir mucho y su intención era hacer 3h30' (en su mejor momento ha bajado de las tres horas), me convenció de que fuéramos juntos unos kilómetros al ritmo de 5'00''. No estaba yo muy por la labor, pero acepté en un primer momento, y después seguí a ese ritmo por lo bien y cómodo que me sentía.
Fueron 12 los kilómetros que corrimos juntos. No sólo estaba yo genial sino que íbamos todo el rato charlando y gastando bromas a quienes nos encontrábamos en el recorrido. En el kilómetro 12 mi cuñado apretó un poquito, y yo me quedé en los cinco minutos. Ya digo que las sensaciones eran magníficas, me sentía muy bien, seguía yo charlando y haciendo bromas con el resto de corredores a los que iba adelantando. Y eso me daba más ánimos: pese a ir a un ritmo no demasiado alto (5'00''), iba adelantando a gente, y nadie me pasaba a mí.
A pesar de todo, de que iba disfrutando como hacía tiempo que no lo hacía, seguía siendo muy conservador porque la experiencia me dice que el maratón empieza en el kilómetro 30.
Pasé la media a 5'00'', y el 22, el 23, el 24... ¡Qué miedo me daba el 30!. Pues nada, llegó al 30 a un ritmo de 5'00'' y no pasó nada. Ni en el 31, ni en el 32.... en fin, todo muy bien.
Ya en el 35 noté que las piernas se me empezaban a poner un poco rígidas por la falta de entrenamiento y la ausencia de tiradas largas en mi preparación. Lo afronté con tranquilidad, bajé el ritmo un minuto, y ya a acabar porque había disfrutado como casi no recordaba.
El no poder seguir el ritmo de cinco no me supuso ninguna frustración porque sabía por lo que era. Me fue mucho más positivo el comprobar que ya controlaba -y muy bien- el consumo de sales y geles porque si en maratones anteriores me había deshidratado, en esta ocasión todo fue también muy bien.
Al final, 3h40'06 (oficial 3h40'17'')'' que si bien no pude el 3h30' pretendido por mi cuñado (el hizo 3h27'), rebajé la meta fijada de 3h45', y sobre todo ni asomo del peligro de la retirada.
Contentísimo por las sensaciones, por haber vuelto a sentir la alegría en el correr cuando casi se me había olvidado, especialmente durante los duros entrenamientos.
Por cierto, magnífico viaje donde me encantó que los cuatro que fuimos participamos en la carrera. Mi cuñado y yo, en la media; mi esposa y mi cuñada, en los diez kilómetros. Ellas debutaban en una prueba así pese a que ya hemos hecho muchos viajes juntos, y ojalá decidan repetirlo porque la sensación de grupo es inmejorable.
Grande Zaragoza. Nos vemos en Sevilla.