No, no me he confundido de fecha para escribir este Catite, ni tampoco me he colado con el consumo de Alcázar. Se trata simplemente de que hoy es Año Nuevo. Al menos así ocurre en mi caso y en el de muchas personas más de mi entorno; incluso me atrevería a decir incluso de bastante más allá.
El 1 de enero empieza el año, sí pero ¿en qué es diferente el 1 con respecto al 31?. Prácticamente en nada, al menos en condiciones normales. Sin embargo, hoy, 15 de septiembre, mi casa es una locura. Hemos pasado de la tranquilidad de las tardes siesteras y piscineras, con noches de cervecita incluidas, a un auténtico maremágnum.
El niño ya ha comenzado el Instituto, los entrenamientos de fútbol sala, y en la academia de inglés se estrena mañana. La niña también ha vuelto al cole, esta tarde inició el conservatorio, la catequesis llegará pronto, y en unos días... multideporte. Para los mayores, además del trabajo casi al 100% tras la cierta tranquilidad lógica de la época veraniega, la exigencia se vuelve mayor con reuniones de AMPAS e iniciativas extraescolares, estudios, y alguna iniciativa más que, lejos de dejar rentabilidad económica, no solo nos cuesta el dinero sino que además nos enrea bastante.
Lo dicho, un cambio radical tras acostarnos el domingo, 14 de septiembre, y levantarnos ya bajo estrés el lunes, día 15. Me decía hoy un colega en estas lides... "cuánto nos queda que penar hasta el 22 de junio". ¡¡Qué gran verdad, Señor!!.
Menos mal que, entre lo nuevo, también nos quedan ratitos de ocio y diversión con series como la inigualable Águila Roja. No todo va a ser malo.
Lo dicho, ¡¡¡Feliz Año Nuevo y próspero 2014/2015!!!.