Debo reconocer la valentía que ha demostrado la alcaldesa de Jaén con la puesta en marcha del tranvía. No voy a entrar en si hacía falta, o no; en si hay otras cosas más necesarias, o no; en si podría encontrarse alternativas más baratas, o no... Esos serían debates interesantísimos, pero los dejaremos para otros foros y otros momentos.
También hay que echarle... agallas al enésimo cambio que se produce en las direcciones de calles y avenidas con respecto a los vehículos. Creo que son millón y medio en la última década. Los que entraron en vigor el otro día, pueden gustarnos más o menos; ser más acertados unos que otros; verlos unos lógicos y otros no; útiles o inútiles... Pero hay una cuestión que creo cae por su propio peso: es una barbaridad dejar en un solo carril ascendente el Paseo de la Estación, cuando hace dos telediarios eran cuatro carriles. Éste creo que es el auténtico talón de Aquiles de la última reordenación.
Ayer, por ejemplo, a las 19,35 horas recorrí a pie y de manera completa todo el Paseo de la Estación. El atasco -en sentido ascendente- comenzaba en la Plaza de la Constitución y llegaba hasta la rotonda de Renfe, es decir, lo ocupaba todo. Se trata de un auténtico infierno no sólo para quienes circulan por allí, sino también para quienes quieren acceder a él a través de Arquitecto Berges y Ejército Español (estas dos calles están continuamente colapsadas). Y eso que aún está prohibido el giro a la izquierda en la calle Baeza, porque cuando ya se pueda realizar se trata de otra calle que echa más coches a una vía completamente saturada.
Otro dato. En el tramo comprendido entre el antiguo Asuán y la Plaza de las Batallas -entre 200 y 300 metros aproximadamente- conté ocho autobuses urbanos.
Cierto que todavía no funciona el tranvía, y cuando lo haga quitará algunos coches de las calles. Cierto que cuando funcione el tranvía, muchos de los autobuses que ahora circulan por el Paseo de la Estación serán trasladados a la Avenida de Madrid, y eso reducirá el tráfico. Cierto que ahora hay cierta confusión entre los conductores, y eso provoca una circulación más lenta.
Pero no es menos cierto que el tranvía, parece ser, no empezará a funcionar de manera efectiva hasta el mes de abril. Es decir, casi cuatro meses de infierno.
Tampoco es menos cierto que por muchos autobuses que se eliminen, el colapso está garantizado.
Sigue sin ser menos verdad que quien deba utilizar el Paseo de la Estación, no tendrá más remedio que hacerlo, porque no hay alternativas.
Parece ser que, visto lo visto, la única solución para que el tráfico sea fluido está en que todo el mundo deje el coche en la cochera, y utilice el transporte público, o se traslade a pie. Pero para ese viaje no hacían falta las alforjas de los varios miles de millones de pesetas que ha costado el tranvía.
Hace poco decía alguien en alguna tertulia política nacional que el sueldo de nuestros políticos es bajo. Y eso hace que sólo los menos preparados, quienes no pueden buscarse las habichuelas en otro sitio -donde se paga por capacidad y productividad- sean los que ocupan esos puestos públicos. Yo no diría tanto, aunque tampoco descartaría completamente la teoría. La intentaría compartir con ese sabio consejo que Vito Corleone le daba a su hijo Michael cuando éste empezaba a sustituirle como El Padrino: "ten cerca a tus enemigos, pero más cerca todavía a tus amigos". Y es que las puñaladas traperas que más duelen suelen llegarte de quien más cerca tienes, y, por lo inesperadas que resultan, hacen más pupa de lo que sería lógico.
Pues ya tiene nuestra alcaldesa dos elementos entre los que puede reflexionar: mandar a la escuela a alguien, o vigilarse bien la espalda.
A mí, personalmente, esto me suena más a haraquiri político.
En cualquier caso, y como el tiempo es siempre el que da y quita razones, esperaremos una certificación... o no.
También hay que echarle... agallas al enésimo cambio que se produce en las direcciones de calles y avenidas con respecto a los vehículos. Creo que son millón y medio en la última década. Los que entraron en vigor el otro día, pueden gustarnos más o menos; ser más acertados unos que otros; verlos unos lógicos y otros no; útiles o inútiles... Pero hay una cuestión que creo cae por su propio peso: es una barbaridad dejar en un solo carril ascendente el Paseo de la Estación, cuando hace dos telediarios eran cuatro carriles. Éste creo que es el auténtico talón de Aquiles de la última reordenación.
Ayer, por ejemplo, a las 19,35 horas recorrí a pie y de manera completa todo el Paseo de la Estación. El atasco -en sentido ascendente- comenzaba en la Plaza de la Constitución y llegaba hasta la rotonda de Renfe, es decir, lo ocupaba todo. Se trata de un auténtico infierno no sólo para quienes circulan por allí, sino también para quienes quieren acceder a él a través de Arquitecto Berges y Ejército Español (estas dos calles están continuamente colapsadas). Y eso que aún está prohibido el giro a la izquierda en la calle Baeza, porque cuando ya se pueda realizar se trata de otra calle que echa más coches a una vía completamente saturada.
Otro dato. En el tramo comprendido entre el antiguo Asuán y la Plaza de las Batallas -entre 200 y 300 metros aproximadamente- conté ocho autobuses urbanos.
Cierto que todavía no funciona el tranvía, y cuando lo haga quitará algunos coches de las calles. Cierto que cuando funcione el tranvía, muchos de los autobuses que ahora circulan por el Paseo de la Estación serán trasladados a la Avenida de Madrid, y eso reducirá el tráfico. Cierto que ahora hay cierta confusión entre los conductores, y eso provoca una circulación más lenta.
Pero no es menos cierto que el tranvía, parece ser, no empezará a funcionar de manera efectiva hasta el mes de abril. Es decir, casi cuatro meses de infierno.
Tampoco es menos cierto que por muchos autobuses que se eliminen, el colapso está garantizado.
Sigue sin ser menos verdad que quien deba utilizar el Paseo de la Estación, no tendrá más remedio que hacerlo, porque no hay alternativas.
Parece ser que, visto lo visto, la única solución para que el tráfico sea fluido está en que todo el mundo deje el coche en la cochera, y utilice el transporte público, o se traslade a pie. Pero para ese viaje no hacían falta las alforjas de los varios miles de millones de pesetas que ha costado el tranvía.
Hace poco decía alguien en alguna tertulia política nacional que el sueldo de nuestros políticos es bajo. Y eso hace que sólo los menos preparados, quienes no pueden buscarse las habichuelas en otro sitio -donde se paga por capacidad y productividad- sean los que ocupan esos puestos públicos. Yo no diría tanto, aunque tampoco descartaría completamente la teoría. La intentaría compartir con ese sabio consejo que Vito Corleone le daba a su hijo Michael cuando éste empezaba a sustituirle como El Padrino: "ten cerca a tus enemigos, pero más cerca todavía a tus amigos". Y es que las puñaladas traperas que más duelen suelen llegarte de quien más cerca tienes, y, por lo inesperadas que resultan, hacen más pupa de lo que sería lógico.
Pues ya tiene nuestra alcaldesa dos elementos entre los que puede reflexionar: mandar a la escuela a alguien, o vigilarse bien la espalda.
A mí, personalmente, esto me suena más a haraquiri político.
En cualquier caso, y como el tiempo es siempre el que da y quita razones, esperaremos una certificación... o no.