Corre el año 2159 y la tierra está superpoblada, prácticamente en ruinas, es un auténtico desastre, por lo que los adinerados han construido su propia estación orbital para mantener los niveles de vida y bienestar que no pueden conseguir en el planeta.
Arriba, los ricos; abajo, los pobres. A partir de ahí la cosa parece clara. Los de abajo quieren ir arriba, y los de arribe buscan mantenerse a salvo de los miserables de abajo.
Ese es básicamente el argumento de Elysium, película que resulta entretenida e inesperada en algunos momentos, con un importante despliegue técnico y efectos especiales, pero muy previsible, quizá en exceso por lo que en ocasiones resulta hasta aburrida.
Debo reconocer que uno de los elementos que me llevó a aceptar ir al cine para verla (ni que decir tiene que yo no la elegí sino los adolescentes que iban en el grupo) es el hecho de que entre su reparto se encuentren Matt Damon y Jodie Foster; quienes, sin embargo, realizan un papel en el que perfectamente podía haber cumplido cualquier otro actor de medio pelaje. Entiendo que están ahí con el único objetivo de atraer público.
En fin, película entretenida, de cierta originalidad, conteniendo incluso algún mensaje para quienes habitamos hoy la tierra -aunque pasa prácticamente desapercibido-, pero que yo optaría para verla a esperar a que saliera en el cineclub.