Navegaba yo por el infinito mundo de internet cuando el primer artículo de un nuevo blog me recordó que era mi aniversario. Se cumplía precisamente ese día un año de mi cese como director de Onda Jaén Radio.
La memoria se me llenó de infinidad de recuerdos, de momentos buenos y malos, y hoy, un año y un mes después de aquello, me animo a escribir.
A lo largo de mi todavía corta carrera profesional (comenzó el 16 de mayo de 1996, ¡cómo olvidarlo!) tengo muy claramente marcados los dos momentos más gustosos de mi vida laboral. Uno, fue el hacer el micrófono inalámbrico para Onda Jaén Radio de un Real Jaén-Torredonjimeno en Segunda División B. Otro, el especial elecciones municipales –también de Onda Jaén Radio- del año 2007; inolvidables aquellas 17 horas casi ininterrumpidas de emisión con Manoli de compañera de micrófono desde los estudios, Bordal al control, Laura coordinando, Javi, Marta, Antonio y María Luisa pateándose la calle, y Fernando en la producción. Peazo trabajo, marcado por la profesionalidad y el servicio público -exigible a un medio público- desde el principio y hasta el final, no como otros, que se rajaron en cuanto vieron que su caballo no sería el ganador.
Esta retransmisión electoral fue, quizá, el colofón y despedida a dos años de trabajo en lo que ha sido la etapa profesional más satisfactoria de mi vida (excluyendo los últimos meses del Fujigolpe, claro). Así fue porque hicimos lo que quisimos. Teníamos, lógicamente, nuestras limitaciones y condicionantes, pero el equipo de gente que se sumó a mi objetivo de dignificar Onda Jaén Radio –condenada históricamente a ser la hermana pobre-, ciertamente lo consiguió. Todos tienen su parte de culpa de que se alcanzaran audiencias de 100.000 oyentes, ¡¡¡una barbaridad para un medio local en Jaén!!! (a pesar de que la competencia lo negara, como entiendo que es lógico, pero ahí están para demostrarlo los estudios realizados cada tres meses por una empresa que tiene entre su currículum ser la que más se acercó a los rarísimos resultados electorales de Cataluña con la irrupción de Ciutadans y el subidón de ERC).
Sin ese grupo humano –la plantilla, pero sin olvidar a los colaboradores-, hubiera sido imposible hacer de Onda Jaén Radio el medio de comunicación más oído de la provincia de Jaén. Gente comprometida con su trabajo y, sobre todo, con su profesión y con la tierra a la que el destino les llevó a pasar esos años. Nunca podré transmitirles mi agradecimiento por lo que hicieron en la medida que se merecen. Una vez más, GRACIAS.
Se hicieron cosas muy buenas, más propias de grandes medios de comunicación que de una radio local y de provincias, pero así pudo ser por el componente humano. Hubo, también hay que reconocerlo, meteduras de pata, pero eso es algo irremediable porque la única forma de no equivocarse es callarse... y esa palabra no estaba en nuestro diccionario. Otras situaciones había que asumirlas por los condicionantes propios de un medio de comunicación de este tipo; en su día las entendía como inamovibles, aunque hoy las hubiera hecho de otra manera pese a las consecuencias que ello hubiera generado.
En este tipo de cosas, y en cualquier ámbito de la vida, hay que tener muy presente el pasado, sobre todo, para no repetir lo mejorable, y sí optimizar el futuro rentabilizando la experiencia ya vivida. Ya lo dice un viejo proverbio chino: quien olvida su pasado, está condenado a repetirlo.
Siento no poder aplicar ahora la experiencia acumulada, pero estoy seguro de que habrá nuevas oportunidades para hacerlo. Y es que no se trata de algo que sólo pueda ser ejercido desde lo más alto del escalafón, pues ningún general proclamado héroe de guerra es nada sin los valientes tercios –en los de Flandes encontramos la máxima espresión- que se dejan la vida en el campo de batalla por una palabra tan poco de moda estos días como es el HONOR.
Hoy, un año y un mes después del final de aquella época, me siento más orgulloso que nunca. Orgulloso de lo que hice -de lo que hicimos- porque no sólo nadie lo había hecho mejor antes, sino que tampoco nadie lo ha hecho mejor después.
A la hora de analizar la gestión de alguien solemos ser muy críticos; así es porque cada persona tiene su propia teoría de cómo hacer las cosas y, por supuesto, resulta infinitamente mejor que la fórmula desarrollada por el otro. Lo que ocurre es que una cosa es la teoría, y otra muy diferente la práctica. De pico estamos todos muy bien, pero cuando tienes la oportunidad de aplicar tu propia medicina no te puedes quedar sólo en decir: lo que hiciste fue una mierda. No. Lo correcto –iba a decir otra cosa- es hacerlo tú mejor, y comparar mi mierda del pasado con tu pastel del presente. Y hoy por hoy, en Onda Jaén Radio, esos argumentos para rebatir esas teorías simplemente no existen.
Estos días Onda Jaén vive momentos de incertidumbre. Eso de estar jornada sí, jornada no en los papeles no resulta nada positivo. Confío en que algún día llega la normalidad a esta casa. Parece imposible porque lo habitual ha sido históricamente lo otro, pero ya dice un viejo proverbio chino que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante.
Una cosa que sí tengo clara es que yo jamás colaboraría a desmantelar mi empresa, ni aunque me hayan prometido la luna. Sería una traición, y las traiciones, a la larga, se pagan.
P.D. El diario El Mundo publicó el domingo, 20 de julio, en el cuadernillo de economía un amplio reportaje sobre el empresario Fernando Martín y su empresa Martinsa, una de las primeras grandes empresas afectadas por la crisis que vive el país. Ante el descalabro de la firma y de su propietario, el periódico afirma: “... el dueño de Martinsa, que aparecía en los medios como el mayor propietario de suelo de España, ha encontrado muy pocos apoyos entre la élite empresarial. ¿Por qué acudir al rescate de un hombre que siempre fue por libre, persiguiendo sus propios intereses? La traición no se perdona”. Al más puro estilo de la filosofía corleoniana.