Esta es fácil. Hablo de El corredor del laberinto. La cura mortal.
La supervivencia de la especie humana en la Tierra está amenazada por un virus que convierte en zombi (muerto viviente) a quien infecta. Los humanos sanos y adinerados viven en la llamada última ciudad, con grandes lujos y tecnológicamente muy avanzada, y protegidos del resto del planeta por unos muros infranqueables, y un ejército y unas armas que no tienen rival.
Se protegen de los muertos vivientes y también de los humanos sanos pero que no tienen dinero, y malviven como pueden.
Este cuadro se completa con un tercer elemento: hay una serie de humanos sanos que son inmunes al virus. Son deseo de los adinerados, quienes les buscan y les cazan para hacer experimentos con ellos con el objetivo de obtener una vacuna.
Un grupo de inmunes intenta entrar en la última ciudad para salvar a uno de los suyos. Y esa es la trama, el intento desesperado por rescatar a un amigo, aunque en ello les vaya la vida.
Como os podéis imaginar, la historia se desarrolla en una sociedad muy avanzada, y en un planeta devastado por la guerra y la enfermedad. Quiero decir con esto que los efectos especiales representan uno de los elementos importantes de la cinta. Unos son más creíble que otros, sin olvidar que estamos ante una cinta de ciencia ficción.
Se trata de la tercera entrega de una trilogía que tiene su origen en la literatura, y que quizá por eso, porque es una tercera parte, no te enteras de algunas cosas si no has visto las anteriores. Siempre viene bien tener al lado a tu hija de 13 años, seguidora al máximo de lo tres libros y las tres películas, a la que ir consultando alguna duda que otra. Lo que ocurre es que las concepciones son distintas, muy distintas; quizá se deba a la diferencia generacional, pero lo cierto es que mientras ella se emociona, yo me parto de risa; y la que para ella es la mala-malísima-traidora, yo la tengo como la buena de la película.
En fin. Serán cosas de la edad.
Para verla, mejor esperar a que salga en DVD o televisión. Aunque seguramente mi hija piense diferente.