miércoles, 28 de julio de 2010

Imaginación y amistad

Viendo Toy Story 3 he pasado uno de los mejores ratos que recuerdo, en lo que a films infantiles se refiere. Me he reído, divertido, emocionado, intrigado...
En esta tercera parte de la saga, los juguetes vuelven a reivindicarse, su utilidad como magníficos compañeros de juegos, no ante la competencia que pudieran hacerle maquinitas modernas, sino ante otros juguetes de su mismo estilo pero que en esta ocasión asumen el papel de malo de la película.
Woody, Buzz y los demás miembros de esta peculiar familia se ven envueltos en una trepidante aventura que, siguiendo las pautas de las dos entregas anteriores, les lleva a tener como objetivo el regreso a casa, una vez que la abandonaron accidentalmente.

A lo largo de este grandísimo rato de casi dos horas de duración, los juguetes, o mejor, la película apuesta por recuperar la imaginación, por que los niños desarrollen su imaginación utilizando sus viejos juguetes, o modernos, pero aquellos que representan los juguetes de toda la vida. Pero no sólo eso, sino que también encontramos una apuesta clara por el trabajo en equipo, por mantenerse unidos hasta en aquellos momentos en los que parece que todo se acaba, y que llega el final.
Estamos ante una de las películas infantiles más recomendables de los últimos años.

Por cierto, yo he huido del 3D. La he visto con el formato de toda la vida, y ha sido genial. Y es que el 3D, aunque muy de moda últimamente, no siempre resulta útil. Su excesivo uso viene motivado por la mayor rentabilidad que supone para la industria cinematográfica, de ahí que aconseje elegir bien qué películas vemos en 3D.

Un último consejo. En este
Toy Story 3, que no sea acabar la película y abandonar la sala rápidamente. Aconsejable quedarse un ratito viendo, junto a los créditos, las escenas finales.

miércoles, 21 de julio de 2010

Objetivo Málaga (I): decisión tomada

Decidido. Málaga será el maratón que corra este año. Tras haber barajado varias posibilidades, unas con más glamour que otras, finalmente he optado por participar en la primera edición del maratón de Málaga. Este extremo ha pesado mucho porque no siempre puedes decir que has participado en la primera prueba de un evento deportivo.
Eso ha sido importante, pero también el hecho de que para el año 2011 tenemos fijada una ciudad muy interesante (ya os contaré en su momento), y también muy cara. Por eso, porque no pueden ser dos gastos tan importantes de manera tan seguida, la decisión final ha sido Málaga.
Tengo que reconocer que a día de hoy voy con cierto temor porque quienes este año han participado en la media maratón de la ciudad malagueña me han dicho que ha sido un desastre, tanto en organización como en recorrido. Yo espero que haya sido algo pasajero, y que para el maratón se pongan las pilas porque mi objetivo es bajar, esta vez confío en conseguirlo, de las 3 horas y 30 minutos en los 42 kilómetros y 195 metros de recorrido. La clave será, como siempre, el entrenamiento. Cierto que a día de hoy, y en lo que va de año, he recorrido -a modo de rodaje no demasiado exigente, es decir, sin empezar la preparación específica para la carrera- 596,37 kilómetros, mientras que en el año pasado por estas fechas tenía a mis espaldas un poquito más: 684,184 kilómetros.
Pero creo que eso tampoco es tan importante, o al menos la diferencia no es tan grande como para temer por una mala preparación. En esto del correr también cuenta el descanso, y eso lo he practicado bastante en el primer semestre del año. Además, el gimnasio lo tengo más castigado, y la báscula me da cada día buenas noticias. Todo ello entiendo que representa buenas vibraciones para conseguir el objetivo.
Hace un rato he desenfundado las zapatillas con las que correré. Si en San Sebastián (año 2008) fueron las New Balance 1061, y en Florencia (año 2009) las New Balance 1062,... no hace falta ser ningún lumbreras para deducir que en Málaga (2010) utilizaré las New Balance 1063 (SON LAS DE LA FOTOGRAFÍA). Me gusta la marca. Me va bien con ellas. Y por eso no cambio.
Aún faltan casi cinco meses para el 6 de diciembre, fecha de la prueba, pero teniendo en cuenta que la preparación consta de 17 semanas... la cosa está a la vuelta de la esquina. Ojalá tenga suerte.
Estaremos en contacto.

domingo, 18 de julio de 2010

De vacaciones (III): se acabó... por ahora

Llegado este domingo, se acabó lo bueno. Mañana lunes me incorporo al trabajo. Aunque se trata de algo provisional pues en agosto tenemos otra temporadilla.
Esta primera parte de las vacaciones ha sido interesante. Ha habido playa; una segunda fase de disfrute de la piscina del residencial; y una semana final marcada por la residencia en el pueblo.
De la playa... ya os conté. De la piscina hay poco que decir. Ha sido de la estancia en Higuera donde han aparecido viejos recuerdos. Gran etapa aquella en la que, con la llegada de los chavales y chavalas catalanes (así les llamábamos por extensión, aunque había de todo), el pueblo era un auténtico festín. La excesiva tranquilidad habitual de todo el año se veía tremendamente alterada por esta chiquillería marcada por niños y niñas que en sus grandes ciudades de origen (Cataluña, País Vasco, Madrid...) vivían muy limitados, pero que al llegar el verano tenían todo el permiso del mundo para disfrutar con los chicos del pueblo. Se juntaba el hambre con las ganas de comer, y el ambientazo era tremendo. Pues bien, ahora son nuestros hijos, de quienes aquellos años disfrutábamos tanto, los que corretean por todo el pueblo como si fueran amigos de toda la vida, y sin embargo se han conocido hoy mismo.
En esas grandes ciudades habrá una grandísima calidad de vida, al menos eso dicen los sesudos estudios que realizan competentísimos profesionales de todo, pero sin embargo estos chavales y chavalas, si pudieran elegir, no cambiarían los días vividos en la España profunda por la ciudad más moderna y avanzada del mundo.
Así es la vida, y la inocencia de los pequeños. A lo mejor teníamos que aprender algo de ellos.

jueves, 15 de julio de 2010

El hoy en el ayer

Inicio con cierto temor la lectura de El clan del oso cavernario (Jean M. Auel. Maeva. 10ª edición, 2008); temor y miedo a que quede en fiasco el gran placer y satisfacción que experimenté al leer Las voces del desierto. Me explico. Una colega me recomendó la lectura de Las voces..., algo que hice teniendo por seguro su buen criterio. Me encantó tanto que no sólo disfruté con él sino que se lo aconsejé a todo el que pude. Uno de quienes aceptaron mi recomendación fue mi cuñao el porcunero; sin embargo, y una vez finalizada su lectura, en lugar de transmitirme su felicidad por el consejo dado, lo que me dijo fue que no tenía tanto valor pues la autora lo que había hecho era leerse las cinco partes de Los Hijos de la Tierra (El clan del oso cavernario, El valle de los caballos, Los cazadores de mamuts, Las llanuras del tránsito, y Los refugios de piedra), para después realizar un resumen de 200 páginas con la publicación de Las voces...
Llevado por el cabreo de haber leído a una presunta copiona, y la decepción de que algo tan bueno no fuese original, aunque también con la intriga de si sería cierta la apreciación de mi cuñao, abordé El clan del oso cavernario una vez que me lo regaló Cristina (la del soneto), tras haberle planteado la cuestión, y ella confirmarme que había leído las cinco partes y le habían encantado.
Concluida la lectura no sólo confirmo que Las voces... no es un plagio de El clan... sino que entiendo que se trata de cosas totalmente diferentes. Mientras Marlo Morgan (autora de Las voces del desierto) nos propone un replanteamiento de nuestra actual escala de valores para situar en su justo lugar lo que es verdaderamente importante, y también lo que no lo es, mediante la vida de una tribu de aborígenes australianos en la actualidad, Jean M. Auel nos transporta al tiempo de las cavernas para contarnos la historia de Ayla, una niña de cinco años nacida del Clan de los Otros pero a la que un terremoto deja completamente sola. Es recogida por el Clan del Oso Cavernario, y allí es educada en unas costumbres ante las que su verdadero ser le lleva continuamente a rebelarse.
El libro engancha desde un principio por la situación de desamparo en la que se encuentra la niña, aunque pronto resulta poco atrayente ante las excesivas descripciones en las que se enreda la autora, además de pasar páginas y páginas sin que ocurra prácticamente nada.
A partir de la página 120 la historia se vuelve más dinámica, me engancha hasta la médula, y pese a que las farragosas y poco aportadoras descripciones siguen apareciendo (alguien me dice que eso es lo que le da al libro un valor divulgativo), el devenir de Ayla, sus conflictos sociales, personales, incluso yo diría que filosóficos (en alguna ocasión) hace que nos dejemos llevar por completo por una historia que acontece en la época cavernícola pero que perfectamente podría ser la sociedad actual (el hoy) situada miles de años en el pasado (el ayer), donde una sociedad estructurada al milímetro con una cuadriculada escala de valores se resiste a aceptar los cambios completamente lógicos que propone el elemento novedoso y rompedor que representa la figura de Ayla.
Encantadísimo de haber leído el libro. Tanto que me propongo leer los otros cuatro de la serie. La única lástima es no haberlos leído cuando me los recomendó mi otro cuñao, el granaíno, hace ya algunos años.

martes, 13 de julio de 2010

Un pellizco... mente abierta

Hace un rato me he pellizcado para comprobar que no estaba soñando. Paco González, quien ha sido santo y seña de la Cadena Ser y director durante casi 20 años de uno de los programas de radio más oídos de la historia de España, Carrusel Deportivo,... digo que se confirma que estará la próxima temporada haciendo lo mismo pero en la cera de enfrente, trabajando para el gran rival: la Cadena Cope.
Suena raro que Paco González haga un giro de esta dimensión, pero quizá debamos abrir un poco la mente, olvidarnos de tantos prejuicios que hemos tenido, y aún tenemos, ante determinadas cosas, y en lugar de dejarnos llevar por lo que está de moda, por lo que se lleva (me refiero a eso de ser más progre que nadie, y todas sus añadidurías)... digo que quizá deberíamos ser un poco más objetivos, abstraernos y ver movimientos como éste, que no es el único porque, por ejemplo, Segurola ya dejó El País para ir a Marca, o Hermann Tertsch también abandonó El País para ir a ABC.
Como digo, todo ellos dejaron a los buenos y se han pasado a los malos. ¿Seguro? ¿Seguro, seguro? A lo mejor unos no eran tan malos y otros tan buenos. Igual es más cuestión de criterio propio que de dejarse arrastrar por las modas, o por lo que algunos quieren imponer como lo más guay.
Dejo para el final, lo mejor (creo). Con Paco González se marcha Pepe Domingo Castaño. ¿Y sabéis qué es lo que más me llama la atención?. Lo que dijo antes de abandonar su trabajo (cita textual de la información aparecida hoy en Ideal, y que recoge algo que Pepe Domingo escribió en su Facebook): en cuanto me recupere de la resaca campeona del mundo, volaré como las gaviotas de mi playa de Mera hacia un lugar donde huela a cariño, donde huela a libertad, donde huela a sinceridad, donde huela a respeto, donde huela a amistad, donde huela a radio, donde huela a Paco.
Vuelvo a pellizcarme. Seguro. No estoy soñando. Es cuestión de abrir más la mente. Es cuestión de tener criterio propio.

sábado, 10 de julio de 2010

De vacaciones (II): regreso acalorado

Hoy hemos vuelto de la playa. El regreso ha sido mucho más triste que la ida, aunque tampoco demasiado porque aún queda una semana más sin tener que ir al curro... pero, claro, da lástima que la playa quede ya tan lejana.
Nos hemos despedido, como siempre, cultivando de manera intensa la cultura gastronómica de nuestro lugar de estancia esta semana. Ha sido sólo el desayuno, pero haciendo honor al ansia del pobre, es decir, reventar antes que sobre.
Lo dicho, nos levantamos temprano, desayuno completo, y camino de regreso. A eso de las tres de la tarde estábamos ya reposando en tierras jienenses. Lo que más me ha llamado la atención es el calor. Por televisión nos informábamos de la ola de calor que sufría la provincia, pero una cosa es verlo en la distancia, y otra muy distinta el padecerlo en primera persona. ¿Madre mía qué calor!. Creo que es la primera vez en mi vida que pongo el aire acondicionado en el piso a las once y pico de la noche.
Con este ambiente se echa de menos la playa más todavía. Bueno, nos conformaremos con la piscina y alguna litrona que otra de fresquita cerveza El Alcázar. Aunque tampoco se puede abusar demasiado porque también he tenido mi primer contacto con la temida báscula tras una época de mucha glotonería. Y la verdad es que no ha ido la cosa tan mal como el año pasado. Apenas si he engordado un kilo. Mañana mismo empiezo a rebajarlo. A las seis estaré levantado para hacer una tirada larga; unos 18 kilómetros, tengo previsto. Ya veremos si el calor me deja dormir, y cuando suene el despertado me apetece salir. Al menos esta noche esa es mi intención. Aunque también sabemos que por la noche se coge mucha aceituna en los bares; la cosa cambia al día siguiente cuando el bocazas está en el tajo. Espero que a mí no me pase. Ya os contaré.

martes, 6 de julio de 2010

MALÍSIMA

Dice un viejo proverbio chino que No hay dos (bodrios) sin tres. Efectivamente. Primero fue Crespúsculo, después Luna Nueva, y ahora Eclipse.
La película empieza siendo empalagosa, en su desarrollo alterna lo empalagoso con el no suceder nada, y acaba con una nueva ración de empalago. Se me olvidaba; el hilo conductor es una pelea entre vampiros malos contra vampiros buenos (estos últimos con la ayuda puntual de los hombres lobo) que finalmente acaba defraudando.
No obstante, el nudo central de todo sigue siendo la disputa entre el vampiro blancuzo, pajizo y malafollá con el hombre lobo morenazo y cachas, por la protagonista femenina: Isabella. Ella elige al primero, aunque también le pone el segundo.
La película no sólo es mala por el aburrimiento que genera el argumento, sino también por lo previsible que resulta, y por el empalago que nos deja tanto primer plano y besito de la
parejita. Además, en las dos primeras partes encontramos alguna escena-puntazo que incluso me hizo dar por bueno el haber pagado la entrada, pero en esta ocasión, ni eso.
Lo mejor de todo fue el coincidir con Lucía (mi hija de 6 años) en una opinión. Al salir de la sala ella se me acercó y me dijo Papá, si yo fuera Bella elegiría al hombre lobo. Igual que yo. Ya lo dije en mi valoración de la segunda parte.
Esta niña promete.
Ahora, a esperar la cuarta y última (¡ojalá!) parte. Dicen que será la mejor porque es en la que se desvela todo y aclaran muchas cosas. A ver qué nos cuentan.

sábado, 3 de julio de 2010

De vacaciones (I): inicio surrealista

Hay un viejo proverbio chino que aconseja no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy. Por eso, el día 1 de julio empecé las vacaciones, y el día 3 estamos ya en la playa.
A las seis y media de la mañana estaba ya todo el mundo en pie porque la hora de partida la fijamos a las siete. Hay que madrugar para evitar atascos... y también llegar pronto al hotel pues así también evitas las aglomeraciones en la recepción.
Vamos dos coches. Cuatro cuñados con dos niños cada pareja, y el asiento que queda libre en cada coche lo ocupan los suegros. A mí me ha tocado en suerte... ella. Por eso el inicio de las vacaciones ha sido surrealista. A los pocos minutos de ponernos en carretera hemos REZADO EL ROSARIO. La primera vez en mi vida que lo hago, y lo sorprendente no ha sido únicamente ese dato (cualquiera decía que no) sino que se sabe todas las plegarias (creo que hay millón y medio) de memoria. ¡Increíble!. Y porque hemos rezado una especie de versión breve...
Al margen de esa sorpresa inicial, todo ha ido bien, bastante bien, diría yo. Aunque el día habitual de playa y hotel ha sido hoy diferente porque todo ha estado diseñado en función del partido de España. A las ocho estábamos ya entrando en el comedor, y 25 minutos después saliendo en busca de una de esas pantallas grandotas habilitadas para la ocasión. Objetivo cumplido: estamos en semifinales, donde Maradona no nos espera (lo siento por el Nieto y muchos más que como él viven el fútbol como una religión, pero creo sinceramente que ese sacerdote genera en el cargo demasiada energía negativa).
Ahora sólo queda alcanzar un objetivo (vuelvo a las vacaciones): no engordar demasiado en estos siete días. Me he pesado antes de salir. A la llegada os contaré el resultado.

jueves, 1 de julio de 2010

Un día especial

No sé si hoy será un día grande o pequeñito, pero sí que es diferente a los habituales. Se trata de mi primer día de vacaciones. Es algo que llega todos los años, pero esta vez me ha pillado por sorpresa. No es que no lo esperara, pues hace meses que las solicité para poder reservar el hotel, pero el ritmo frenético que he vivido últimamente no me ha dejado mirar muy hacia adelante en el tiempo. Por eso, cuando a media mañana de ayer me di cuenta de que sólo me quedaban unas horas de trabajo sentí una gran alegría, como si me hubieran hecho un regalo que no esperaba.
Vacaciones y, por lo tanto, tiempo para hacer cosas no habituales. Lo primero ha sido ir a correr a una hora decente de la mañana, es decir, no era de noche, como hago habitualmente. También ha sido la primera vez del año que me ducho con agua fría. Casi me da un infarto, pero luego tampoco es para tanto. A ver si mañana me atrevo.
He empleado parte de la mañana en gestiones burocráticas de cara al año académico 2010/2011, para después destinar unas horas a la piscina, conversación típica vecinal incluida en la que hemos tenido tiempo de hablar de las muchas banderas de España que estos días cuelgan de los balcones, alguna de ellas con águila y todo...
Tras haber echado una cabezadita en la toalla, sobre el césped, y mientras pensaba en las cosas que hacer por la tarde me he dado cuenta de un fallo: ¡joder! ¡no he ido al mercaíllo!. Será la falta de costumbre.
A ver cómo se da la tarde, porque la noche será también la primera de cena en el parque del bulevar, con manta y bocadillos y niños. Creo que también con helado. Espero que no nos echen pronto, como ya ocurrió en alguna ocasión y no chafaron la celebración.
Lo dicho, vacaciones y vida nueva.