¡Me encanta Emily Mortimer!
La descubrí con retraso (como siempre) en The Newsroom. Interpreta un papel potentísimo que, como además es de una periodista en una serie de periodistas, me cautivó doblemente.
Emily Mortimer es la razón de que la semana pasada decidiera ir a ver La Librería. Bueno, Emily Mortimer; y la trama de una mujer que quiere abrir su librería en un pequeño pueblo perdido de la costa británica en la década de los 50 del siglo pasado; y que la directora sea Isabel Coixet.
Mortimer tiene ese extraño y original puntito británico que en su día detecté en Hugh Grant (Cuatro bodas y un funeral, y Notting Hill) que no sé muy bien cómo describir. Quizá sea timidez, exceso de corrección, cortedad... pero también tener el valor suficiente como para decir las cosas con toda su crudeza cuando hay que decirlas.
En La Librería tenemos a una Emily Mortimer metida en el papel de una educadísima mujer con agallas que no se para ante nada ni ante nadie para intentar hacer realidad su sueño de poner en marcha una librería. Pese a que en ello le vaya su patrimonio, sus amistades, su reputación....
¿Tanto revuelo por una librería? ¿Pero a quién hace daño una librería? Si os planteáis estas cuestiones os diré que La Librería es una historia sobre la dañina especie humana. Somos capaces de lo mejor, y también de lo peor; y aquí están presentes esos dos extremos. Ese malo malísimo que pese a tenerlo todo, quiere aún más. Y ese bueno buenísimo que se juega la vida por una idea.
Por fortuna, las victorias de David sobre Goliat son más habituales en nuestra sociedad de lo que pudiera parecernos. O quizá no.