Seguro que todos conocéis el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas. Se suele aplicar a muchos ámbitos, especialmente al cine. Sobre todo porque es difícil que la segunda parte de una película sea mejor que la primera. Hay casos como El Padrino que rompen esta regla. Creo que Top Gun Maverick, también.
Tenía ganas de ver la continuación de Top Gun porque me trae muy buenos recuerdos de una época pasada. La vimos en casa, a través de una plataforma televisiva, por lo que al ir al cine para la nueva entrega tenía fresca la primera.
A mí me ha gustado más esta segunda película que la primera. Maverick regresa a la que fue su academia para entrenar a un grupo de pilotos elegidos de entre los mejores del país para una misión tremendamente complicada. Ese es el guión, y por eso me gusta porque, por lo menos, tiene guión. La primera, qué queréis que os diga...
Tom Cruise regresa con su mismo aire rebelde pero más aplacado por el paso de los años. Bueno, por eso y porque también lleva sobre sus hombros algún asunto del pasado que no resolvió y que le sigue machacando. Precisamente aquí se le presenta la oportunidad de resolverlo.
Me ha gustado lo imprevisible que es la historia porque cuando crees que va a pasar una cosa (¡¡está clarísimo, vaya!!) resulta que no, o que sí, o que a lo mejor, o que quizá después...
Hay un refrán que dice algo así como que la juventud es una enfermad que se cura con el paso del tiempo. Maverick es un claro ejemplo.
La película es entretenida por la emoción, por la tensión, por la incertidumbre, por la historia de amor, por las magníficas escenas en el aire (como la primera, aunque yo creo que aquí mejoradas), por lo aventurero y épico, y por la responsabilidad que toda persona debe asumir en algún momento de su vida anteponiéndola a todo o a casi todo.
Os aconsejo id a verla, y si podéis, ved primero la primera.
Ya me contaréis.