Tenía ganas de que me agradara Ahora me ves 2, pero en mi interior sentía que era difícil que la segunda parte de una película fuera buena. Lo comprobé hace unos días con Independence Day: Contraataque, y si recordáis, os lo conté.
Fui al cine con cierta sensación de frustración, sobre todo porque la primera parte de estos magos me dejó bastante satisfecho. Ya digo, quería que fuera buena, pero me temía lo peor.
Tras un inicio titubeante y donde parecía que la cosa sería como en la primera peli de la saga (los protagonistas siempre se salen con la suya), la historia dio un giro importante. La victoria le iba a salir cara a los cinco jinetes porque el asunto se les tuerce, y de qué manera. Sin embargo, ese elemento es uno de los que empezó a darme pistas de que esta segunda parte podía romper la tradición, y tenía pinta de ser buena.
A partir de ahí, y siempre con el trasfondo de la lucha de los buenos contra los malos, la historia va dando giros continuos que te impiden ver con claridad qué está pasando, y qué va a pasar. En ocasiones crees que el bueno se convierte en malo, y el malo en bueno; después lo dudas, y más tarde parece que vuelve a ser así. Un lío que resulta interesante.
En fin, juegos continuos del argumento con respecto al espectador que dan una dimensión bastante atractiva. Si a ello le unimos el componente sorprendente de la magia (pero magia de la güena, güena), resulta que la película cumple mis espectativas.
Si vas a verla -creo que merece la pena- debes estar siempre abierto a la sorpresa. Hasta el final. Tanto es así, que con lo que ocurre en esta segunda parte se cambia casi por completo la percepción que teníamos de la primera.
Por cierto, habrá tercera parte.
P.D. Tuve la suerte de ir a ver la película con un mago. Hay cosas que le gustaron, y otras que no tanto. Yo, si os parece, me quedo con lo positivo. Al parecer, la terminología utilizada al hablar de magia, y algunos de los trucos más espectaculares que se realizan en la película tienen muchísimo rigor. Por algo -si no recuerdo mal- David Copperfield es co-productor.
Fui al cine con cierta sensación de frustración, sobre todo porque la primera parte de estos magos me dejó bastante satisfecho. Ya digo, quería que fuera buena, pero me temía lo peor.
Tras un inicio titubeante y donde parecía que la cosa sería como en la primera peli de la saga (los protagonistas siempre se salen con la suya), la historia dio un giro importante. La victoria le iba a salir cara a los cinco jinetes porque el asunto se les tuerce, y de qué manera. Sin embargo, ese elemento es uno de los que empezó a darme pistas de que esta segunda parte podía romper la tradición, y tenía pinta de ser buena.
A partir de ahí, y siempre con el trasfondo de la lucha de los buenos contra los malos, la historia va dando giros continuos que te impiden ver con claridad qué está pasando, y qué va a pasar. En ocasiones crees que el bueno se convierte en malo, y el malo en bueno; después lo dudas, y más tarde parece que vuelve a ser así. Un lío que resulta interesante.
En fin, juegos continuos del argumento con respecto al espectador que dan una dimensión bastante atractiva. Si a ello le unimos el componente sorprendente de la magia (pero magia de la güena, güena), resulta que la película cumple mis espectativas.
Si vas a verla -creo que merece la pena- debes estar siempre abierto a la sorpresa. Hasta el final. Tanto es así, que con lo que ocurre en esta segunda parte se cambia casi por completo la percepción que teníamos de la primera.
Por cierto, habrá tercera parte.
P.D. Tuve la suerte de ir a ver la película con un mago. Hay cosas que le gustaron, y otras que no tanto. Yo, si os parece, me quedo con lo positivo. Al parecer, la terminología utilizada al hablar de magia, y algunos de los trucos más espectaculares que se realizan en la película tienen muchísimo rigor. Por algo -si no recuerdo mal- David Copperfield es co-productor.