jueves, 6 de octubre de 2011

Pista/guardería de atletismo La Salobreja

No sé si lo habéis vivido en vuestras propias carnes, pero lo de la pista de atletismo de La Salobreja es una auténtica vergüenza. Y no, no me estoy refiriendo a que sólo tenga seis calles en lugar de las ocho reglamentarias, o que esté en mejor o peor estado... Se trata de algo mucho más sencillo y fácil de arreglar.
Durante unos años el acceso a la pista ha sido gratuito, po lo que prácticamente todo Jaén iba allí a hacer footing, o andanding, y aunque para ello existan en la ciudad lugares mucho más apropiados.... pero, claro, en La Salobreja viste más.
Esa popularización de la entrada y de las instalaciones dio lugar a situaciones de complicada convivencia. Tanto, que el Club de Atletismo Unicaja, el más importante deportivamente hablando de la provincia, realizó una queja oficial al Ayuntamiento indicando que allí ocurrían cosas como que los atletas no podían utilizar el foso de salto de longitud porque cada día había niños haciendo castillitos de arena.... y cualquiera soplaba... ¡¡¡a las madres!!!.
Desde este pasado lunes, 3 de octubre, hay que pagar 80 céntimos para entrar a la pista (20 en el caso de los jubilados). Pero la medida no está siendo demasiado disuasoria porque, por ejemplo, en la tarde noche de ayer, momento en el que yo usé la pista para hacer series, dentro de mi plan de entrenamiento de cara al maratón de Valencia (20 noviembre)... decía que en ese momento la pista no sólo estaba bastante llena -que me parece bien e incluso positivo-, sino que el foso, o mejor, los fosos de salto de longitud -y esto ya me parece peor- estaban a tope de niños jugando con la tierra, y haciendo bolitas que se tiraban unos a otros a modo de guerrilla urbana. Se guardaban las bolitas en el jersey -como si fuera una bolsa-, y se perseguían por el césped, por la pista..., y ello, lógicamente, con el visto bueno de las madres que también estaban por allí, haciendo andanding... en la pista.
Os podéis imaginar cómo quedó la zona de la pista más próxima a los fosos, sobre todo a uno de ellos, una vez concluyó la batalla. Lo peor de todo, lo más bochornoso, lo que me dio vergüenza ajena, es que ese era el momento en el que llegaba a entrenar uno de los mejores atletas del Unicaja, precisamente el de salto de longitud.
Es cierto que los niños son niños, y que las madres demuestran tener poca o ninguna vergüenza/educación, pero no es menos cierto que los trabajadores del Patronato están allí para algo más que para mirar desde una punta del recinto. En cualquier caso, es el propio Patronato el que debería poner pie en pared.
El próximo miércoles iré otra vez a la pista. Ya os contaré con qué me he encontrado.

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